domingo, 17 de julio de 2016

Visitando Sapa


Sapa es una región montañosa y recóndita de Vietnam, situada casi en la frontera con China, pero imprescindible de ver si visitas Vietnam (viaje vietnam) ya que, aunque hay turistas, no está muy abierta al turismo y puedes ver muchísimas tribus autóctonas y descubrir muchísimo sobre las principales etnias del país.


La ciudad, que visitamos por la tarde, se encuentra a 1600 metros de altura, siendo la ciudad más alta de todo Vietnam. En el paseo, vimos la catedral de 1930, construida en piedra. También visitamos el mercado de Sapa, donde destacaban la zona de las verduras o carnicerías, y subimos a la montaña Ham Rong, donde no llegamos a la zona más alta ya que la altitud nos jugó una mala jugada. Lo que sí hicimos fue ver un espectáculo de danzas bastante original y pegarme una torta ya que me subí a un balancín para niños que no soporto mi peso. Menos mal que no me di con el bordillo de cemento¡¡ La montaña estaba decorada como una atracción japonesa/china con figuras del horóscopo vietnamita que se diferencia del chino en que el vietnamita tiene al gato en lugar del conejo. La ciudad comenzó a conocerse desde que los franceses la descubrieron en 1880, cuando aún se conocía como Xa Pa ("sandy place" en chino). Durante el siglo siguiente, militares franceses fueron a la ciudad, protegiendo la frontera con China que está bastante cerca. Por ello, los edificios tienen un aire europeo. La pena es que perdimos las fotos de esta tarde, que rabia¡¡¡¡

Comenzamos haciendo un trekking de casi 5 km por la zona, viendo en primer lugar la región donde viven los H'mong Negro, que se caracterizan por tener sus ropas de dicho color.







Los H'mong son la octava minoría más grande de Vietnam, con una población total de cerca de 600.000 personas. Pertenecen a la familia chino-tibetano. Emigraron de China a Vietnam del norte hace 300 años, instalándose en áreas alejadas, cerca de Laos y de la frontera China. Tienen varias subcastas dependiendo del traje, dialecto y costumbres de las mujeres. De esa forma, vimos H'mong negros, que habitan sobre todo en las colinas de la montaña Fansipan, H'mong rojo con un sombrero rojo bastante característico y H'mong de flores, que llevaban coloridos trajes y que eran mayoría en el mercado de Bac Ha, siendo el subgrupo más numeroso de H'mongs de Vietnam. La ropa de los H'mong se hace principalmente de cáñamo, que es similar al lino. La fibra se obtiene del tallo de la planta masculina, con longitudes de 30 a 40 centímetros. Se cortan y se atan en paquetes para secarse en el fuego o en las paredes de las casas. Una vez que los tallos están secos, se almacenan entre las vigas de las casas hasta que las mujeres pelan la capa externa fibrosa que se ensamblan tejiéndolas en un telar de madera. Posteriormente lo tratan con cera de abejas, igual que los batik de Bali que vimos también en nuestra luna de miel. Es característica la joyería que llevan, hecha de plata o con aleaciones, que suelen tener un significado espiritual, guardando el alma con el cuerpo y ayudando a guardarse de los malvados. Dan a los bebes una pequeña campana por ejemplo. Mi marido compro una pulsera a la H'mong que nos acompañaba y que llevaba desde pequeña.

En esta sociedad, las mujeres llevan casi toda la carga, haciendo la siembra, tejiendo, recogiendo las cosechas, separando el arroz de los tallos, cocinando, ocupándose de la familia, llevando cargas pesadas al mercado, etc. Para separar el grano daban golpes contra un recipiente y luego lo aireaban para que se terminara de separar.


Es increíble cómo se adaptan al turismo, ya que en cada grupo hay uno o dos H'mong que hablan perfectamente inglés, lo cual es impactante teniendo en cuenta que sólo un 3-5% de los niños van a la escuela. De esa forma, nos contaban como se dedican toda la mañana a trabajar el campo, principalmente los arrozales, como cada una tenia uno o dos niños con menos de 25 años, nos decían cómo tejían todo a mano, etc. Al final del paseo, te acorralaban hasta que les comprabas una cosa a cada una, con altos precios además. La suerte era que las cosas eran muy bonitas

El segundo pueblo era el de la minoría Giay, que vestían con unas camisas de colores pastel como verde, azul, rosa, y unos pañuelos que me compré para mí que se ponen en la cabeza y son de colores muy vivos. Se lo ponen de diferentes formas como podemos ver en las fotos que pudimos hacer durante un baile que protagonizaron con abanicos mientras comíamos en un restaurante local. Esta etnia adora a sus antepasados, a los espíritus del cielo, de la tierra, de la cocina, incluso adoran a la diosa del parto, la cual es muy importante ya que durante el embarazo las mujeres Giay deben obedecer diversas tradiciones e incluso instalan un altar especial en honor al niño. Las aldeas tienen centenares de casas y muy apretadas. Las casas se construyen sobre pivotes para preservarlas de la humedad del suelo como en Camboya. La habitación central de la casa sirve como lugar para recibir a los huéspedes y para el altar de los antepasados. Es una sociedad muy patriarcal, de forma que las costumbres del patriarca gobiernan las familias. Los niños adquieren el nombre de la familia de su padre. Al igual que los H'mong, viven principalmente del arroz y de la ganadería.

Aparte de la gente, el otro atractivo del trekking es ver los impresionantes arrozales de la zona. Han aprendido que al no existir apenas superficies planas, la mayor parte del terreno estaba desaprovechada, así que construyen terrazas cortando en horizontal la ladera de la montaña de forma que el agua se pudiera mantener estancada y sea absorbida por la tierra durante más tiempo, lo cual es necesario para el cultivo de arroz. Este tipo de construcciones agrícolas existen en muchas regiones del mundo donde la orografía no es apta para el cultivo de la tierra, por ejemplo en el Sur de China o Bali. Las terrazas de arroz se plantan y se riegan en primavera, crecen en verano y se recogen al final del mismo. El color del valle depende de la estación del año en la que se viaje.


Al día siguiente nos encaminamos hacia el mercado Bac Ha, por un puerto de montaña donde la niebla impedía ver nada, lo cual, unido a las grandes montañas llenas de vegetación, nos hacían recordar la película de Jurassic Park. A nosotros nos mereció totalmente la pena, y eso que cambiamos todo el itinerario del viaje para adaptarlo ya que sólo está los domingos.

En el mercado estuvimos dando una vuelta durante más de dos horas. Estaba dividido en secciones. Al principio está la zona de la ropa y productos típicos vietnamitas, casi más pensado para turistas que para los locales.




En el centro se ubica la zona de la comida, donde sólo los más aventureros comerían, jeje. Está lleno de mesas dispuestas en cuadrado alrededor de unos pequeños puestos donde la gente comía principalmente fideos o arroz.

Justo en los bordes del comedor están los puestos de pescado y carne, donde se ubica la mercancía directamente al aire sin ningún tipo de refrigeración. Al fondo de todo están los mercados de los animales. Había uno de búfalos y otro de caballos. Al lado, una peluquería con todo el pelo por el suelo.



Aunque lo más espectacular de todo el mercado es la zona de los productos típicos de las H'mong de flores, donde ellas mismas se compran las faldas, los chalecos, etc. Era muy gracioso verlas, y más ver cómo me tocaban, incluso el culete, sobre todo las más ancianas ya que yo llevaba una falda H'mong que me compre el día anterior en Sapa :) Aunque se llaman de flores, no llevan flores en su indumentaria. En lugar de ello, llevan colores rosados, azules, etc., con rayas y muy vistosos.





Lo único con lo que había que tener cuidado en el mercado era con los borrachos. No se metían con nosotros, pero al ser extranjeros debíamos estar atentos ya que chocábamos bastante, porque no eran muchos los turistas que había aquí. Suele haber bastantes borrachos ya que allí es tradición que mientras que las mujeres venden, los hombres están con los amigos bebiendo. Por ello, no se enfadan si se ponen borrachos ya que eso significa que tienen muchos amigos.


Nuestro guía nos contó una historia muy bonita y es que una vez al año se hace un mercado del amor, porque había dos chicos de dos tribus diferentes que se querían pero no podían casarse. El día que ella se iba a casar con otro, se escaparon aunque murieron al cabo de poco tiempo. A partir de esto, permitieron casarse entre etnias e hicieron el mercado donde se permite que los viejos vayan con su antiguo amor ese día, con el que no pudieron casarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario