Sapa es una región montañosa y recóndita de
Vietnam, situada casi en la frontera con China, pero imprescindible de ver si
visitas Vietnam (viaje vietnam) ya que, aunque hay turistas, no está muy abierta al
turismo y puedes ver muchísimas tribus autóctonas y descubrir muchísimo sobre
las principales etnias del país.
La ciudad, que visitamos por la tarde, se
encuentra a 1600 metros de altura, siendo la ciudad más alta de todo Vietnam.
En el paseo, vimos la catedral de 1930, construida en piedra. También visitamos
el mercado de Sapa, donde destacaban la zona de las verduras o carnicerías, y
subimos a la montaña Ham Rong, donde no llegamos a la zona más alta ya que la
altitud nos jugó una mala jugada. Lo que sí hicimos fue ver un espectáculo de
danzas bastante original y pegarme una torta ya que me subí a un balancín para
niños que no soporto mi peso. Menos mal que no me di con el bordillo de
cemento¡¡ La montaña estaba decorada como una atracción japonesa/china con
figuras del horóscopo vietnamita que se diferencia del chino en que el
vietnamita tiene al gato en lugar del conejo. La ciudad comenzó a conocerse
desde que los franceses la descubrieron en 1880, cuando aún se conocía como Xa
Pa ("sandy place" en chino). Durante el siglo siguiente, militares
franceses fueron a la ciudad, protegiendo la frontera con China que está
bastante cerca. Por ello, los edificios tienen un aire europeo. La pena es que
perdimos las fotos de esta tarde, que rabia¡¡¡¡
Comenzamos haciendo un trekking de casi 5 km por la zona,
viendo en primer lugar la región donde viven los H'mong Negro, que se caracterizan por tener sus ropas de dicho
color.
Los H'mong son la octava minoría más
grande de Vietnam, con una población total de cerca de 600.000 personas. Pertenecen
a la familia chino-tibetano. Emigraron de China a Vietnam del norte hace 300
años, instalándose en áreas alejadas, cerca de Laos y de la frontera China.
Tienen varias subcastas dependiendo del traje, dialecto y costumbres de las
mujeres. De esa forma, vimos H'mong negros, que habitan sobre todo en las
colinas de la montaña Fansipan, H'mong rojo con un sombrero rojo bastante
característico y H'mong de flores, que llevaban coloridos trajes y que eran
mayoría en el mercado de Bac Ha, siendo el subgrupo más numeroso de H'mongs de
Vietnam. La ropa de los H'mong se hace principalmente de cáñamo, que es similar
al lino. La fibra se obtiene del tallo de la planta masculina, con longitudes
de 30 a 40 centímetros. Se cortan y se atan en paquetes para secarse en el
fuego o en las paredes de las casas. Una vez que los tallos están secos, se
almacenan entre las vigas de las casas hasta que las mujeres pelan la capa
externa fibrosa que se ensamblan tejiéndolas en un telar de madera.
Posteriormente lo tratan con cera de abejas, igual que los batik de Bali que
vimos también en nuestra luna de miel. Es característica la joyería que llevan,
hecha de plata o con aleaciones, que suelen tener un significado espiritual,
guardando el alma con el cuerpo y ayudando a guardarse de los malvados. Dan a
los bebes una pequeña campana por ejemplo. Mi marido compro una pulsera a la
H'mong que nos acompañaba y que llevaba desde pequeña.
En esta sociedad, las mujeres llevan
casi toda la carga, haciendo la siembra, tejiendo, recogiendo las cosechas,
separando el arroz de los tallos, cocinando, ocupándose de la familia, llevando
cargas pesadas al mercado, etc. Para separar el grano daban golpes contra un
recipiente y luego lo aireaban para que se terminara de separar.
Es increíble cómo se adaptan al turismo, ya que en cada grupo hay uno o dos
H'mong que hablan perfectamente inglés, lo cual es impactante teniendo en
cuenta que sólo un 3-5% de los niños van a la escuela. De esa forma, nos contaban como se
dedican toda la mañana a trabajar el campo, principalmente los arrozales, como
cada una tenia uno o dos niños con menos de 25 años, nos decían cómo tejían
todo a mano, etc. Al final del paseo, te
acorralaban hasta que les comprabas una cosa a cada una, con altos precios
además. La suerte era que las cosas eran muy bonitas
El segundo pueblo era el de la minoría Giay, que vestían con unas
camisas de colores pastel como verde, azul, rosa, y unos pañuelos que me compré
para mí que se ponen en la cabeza y son de colores muy vivos. Se lo ponen de
diferentes formas como podemos ver en las fotos que pudimos hacer durante un
baile que protagonizaron con abanicos mientras comíamos en un restaurante
local. Esta etnia adora a sus antepasados, a los espíritus del cielo, de la
tierra, de la cocina, incluso adoran a la diosa del parto, la cual es muy
importante ya que durante el embarazo las mujeres Giay deben obedecer diversas
tradiciones e incluso instalan un altar especial en honor al niño. Las aldeas
tienen centenares de casas y muy apretadas. Las casas se construyen sobre
pivotes para preservarlas de la humedad del suelo como en Camboya. La
habitación central de la casa sirve como lugar para recibir a los huéspedes y
para el altar de los antepasados. Es una sociedad muy patriarcal, de forma que
las costumbres del patriarca gobiernan las familias. Los niños adquieren el
nombre de la familia de su padre. Al igual que los H'mong, viven principalmente
del arroz y de la ganadería.
Aparte de la gente, el otro atractivo
del trekking es ver los impresionantes
arrozales de la zona. Han aprendido que al no existir apenas superficies
planas, la mayor parte del terreno estaba desaprovechada, así que construyen
terrazas cortando en horizontal la ladera de la montaña de forma que el agua se
pudiera mantener estancada y sea absorbida por la tierra durante más tiempo, lo
cual es necesario para el cultivo de arroz. Este tipo de construcciones
agrícolas existen en muchas regiones del mundo donde la orografía no es apta
para el cultivo de la tierra, por ejemplo en el Sur de China o Bali. Las
terrazas de arroz se plantan y se riegan en primavera, crecen en verano y se
recogen al final del mismo. El color del valle depende de la estación del año
en la que se viaje.
Al día siguiente nos encaminamos
hacia el mercado Bac Ha, por un
puerto de montaña donde la niebla impedía ver nada, lo cual, unido a las
grandes montañas llenas de vegetación, nos hacían recordar la película de
Jurassic Park. A nosotros nos mereció totalmente la pena, y eso que cambiamos
todo el itinerario del viaje para adaptarlo ya que sólo está los domingos.
En el mercado estuvimos dando una
vuelta durante más de dos horas. Estaba dividido en secciones. Al principio
está la zona de la ropa y productos típicos vietnamitas, casi más pensado para
turistas que para los locales.
En el centro se ubica la zona de la
comida, donde sólo los más aventureros comerían, jeje. Está lleno de mesas
dispuestas en cuadrado alrededor de unos pequeños puestos donde la gente comía
principalmente fideos o arroz.
Justo en los bordes del comedor están
los puestos de pescado y carne, donde se ubica la mercancía directamente al
aire sin ningún tipo de refrigeración. Al fondo de todo están los mercados de
los animales. Había uno de búfalos y otro de caballos. Al lado, una peluquería
con todo el pelo por el suelo.
Aunque lo más espectacular de todo el
mercado es la zona de los productos típicos de las H'mong de flores, donde
ellas mismas se compran las faldas, los chalecos, etc. Era muy gracioso verlas,
y más ver cómo me tocaban, incluso el culete, sobre todo las más ancianas ya
que yo llevaba una falda H'mong que me compre el día anterior en Sapa :) Aunque
se llaman de flores, no llevan flores en su indumentaria. En lugar de ello,
llevan colores rosados, azules, etc., con rayas y muy vistosos.
Lo único con lo que había que tener
cuidado en el mercado era con los borrachos. No se metían con nosotros, pero al
ser extranjeros debíamos estar atentos ya que chocábamos bastante, porque no
eran muchos los turistas que había aquí. Suele haber bastantes borrachos ya que
allí es tradición que mientras que las mujeres venden, los hombres están con
los amigos bebiendo. Por ello, no se enfadan si se ponen borrachos ya que eso
significa que tienen muchos amigos.
Nuestro guía nos contó una historia
muy bonita y es que una vez al año se hace un mercado del amor, porque había
dos chicos de dos tribus diferentes que se querían pero no podían casarse. El
día que ella se iba a casar con otro, se escaparon aunque murieron al cabo de
poco tiempo. A partir de esto, permitieron casarse entre etnias e hicieron el
mercado donde se permite que los viejos vayan con su antiguo amor ese día, con
el que no pudieron casarse.
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