sábado, 30 de julio de 2016

Observando la sala de ámbar de Rusia


En el Palacio Puskin de San Petersburgo, Rusia (crucero fluvial), se observa una sala única en el mundo, la sala ámbar, una de las maravillas del mundo, aunque como en el resto de Rusia, no se pueden fotografiar los interiores de los palacios.

Federico I, rey de Prusia, envió como regalo a Pedro I paneles de ámbar, únicos en su tipo, que fueron la base de la decoración de la sala. Durante la Segunda Guerra Mundial, casi toda la sala fue destruida. Desde entonces nunca se supo de ella hasta que en el 2003 se inauguró nuevamente. El interior se convirtió en la maestría de tallistas del pasado y presente. El ámbar era considerado muchísimo más caro que el oro, incluso por encima de 10 veces más. La parte superior no es de ámbar, es pintor, pero prácticamente no se aprecia, aunque sí que es de ese material las mesillas, muebles, molduras, cuadros, etc.


El Palacio Puskin era el palacio de verano de la corte rusa. Fue construido por el emperador Pedro I y Catalina I. Posteriormente fue ampliado por Elisabeth, hija de Pedro el Grande. Durante el reinado de Catalina II, se convirtió en el palacio de verano más lujoso y grande de toda Europa. Por dentro, destaca la Sala Grande del trono o Salón Dorado, que es majestuosa y solemne, llena de ventanales gigantescos, muchísima luz, más de 1000 m2 y estaba concebido para grandes bailes y fiestas. También se pude ver la sala de los espejos, con multitud de espejos contrapuestos que dan una grandísima amplitud a la estancia. Destacaba asimismo la sala de pinturas, con cuadros de arriba debajo de la sala y la sala ámbar como dijimos. 


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