Como
explicaba en paseo por canales parte I, una forma muy interesante de conocer las ciudades
que visitas es desde el agua, así que yo siempre hago un paseo en barca en
todos aquellos sitios que tienen canales.
Aunque
sean pequeñitos, los canales de Giethoorn,
Holanda son una locura, de forma que el paseo por sus canales es una
experiencia única e irrepetible. Aquí, eres
tú mismo quien lleva la barca, lo cual es muchísimo más divertido y puedes
ir haciendo las paradas que quieras. Te la dejan sin explicar prácticamente
nada y allí te lanzas a la aventura. La verdad que era fácil de dirigir y nos
fuimos alternando. Con esta barca empezamos a recorrer los canales y una
reserva natural donde se veían aves que es parte del Parque Nacional de
Weeribben-Wieden. Tuvimos mala suerte ya que se escondían cuando nos veían,
salían movidas, pero bueno, se pueden ver patos, aves, vacas, etc. Te dan un
mapa con colores según la ruta y las horas que te va a llevar en hacerlo así
que ibas siguiendo el mapa y los postes de los canales que tenían colores y
flechas para ver el recorrido. Parece fácil, pero hay en varios puntos que
llevas media hora en una dirección y piensas que ya te has equivocado hasta que
aparece la bifurcación que has visto en el mapa :) Aparte la barca va muy
despacito y cada x te tienes que parar ya que se va atascando con algas y hojas
que hay en la superficie del agua y debes quitarlo para poder seguir avanzando.
Aun así, tardamos justo lo que nos había anticipado el señor, así que está
totalmente estudiado. Después de la reserva llegamos a un gran lago. Aquí fue
donde nos perdimos, ya que nos parecía que había que ir recto, pero luego
resulto que la salida que debíamos coger estaba en un extremo muy alejado del
lago. Ya una vez en el camino correcto, fuimos por los canales viendo el centro
del pueblo, lleno de casas, puentes, algunos tan bajitos que tenías que
agacharte y tirarte sobre el suelo de la barca para pasar. Con respecto a las
casas, destacar que los tejados de paja los cambian cada temporada como pudimos
comprobar en alguna que estaba a medias. El pueblo se estableció aquí para el
transporte del extracto de turba.
Un
paseo mítico, y más por la gran magia de la ciudad es ir en barca en Brujas, Bélgica . Aquí es una
delicia recorrer sus canales, por algo se la llama Brujas, que viene de la
palabra flamenca Brugge, que no significa Bruja, sino Puente, un nombre
perfecto para esta ciudad que está plagada de ellos.
Otro
punto imprescindible de recorrer en barca, es Venecia, Italia .
Aquí el paseo puedes hacerlo tanto en Vaporetto, recorriendo el Gran Canal,
como en sus famosísimas Góndolas, que se adentran tanto por los canales interiores,
pasando por calles donde sólo se puede llegar en barca, etc.
A
pequeña escala también puedes navegar por varias ciudades holandesas como
en Alkmaar, donde vimos los puentes levantándose
para que pasaran las barcas de turistas, o en Leiden, donde es precioso navegar por sus canales o Utrecth por ejemplo.
Por último,
se puede navegar y es bastante bonito el recorrer los canales de Copenhague, Dinamarca. Los barcos parten de Nyhavn (nuevo puerto) construido a finales del
siglo XVII como un canal que permitía el acceso directo al mar desde la
antigua ciudad de Copenhague, por el Rey Cristian V entre 1670-73, excavado por
prisioneros de guerra suecos de la Guerra sueco-danesa de 1658–1660. Es una
puerta de entrada al centro de la ciudad desde el mar, por Kongens
Nytorv (Plaza del Rey), donde los barcos llevaban la carga y las capturas
de los pescadores. Era notorio por la cerveza, marineros y la prostitución. El
escritor danés Hans Christian Andersen vivió en Nyhavn durante 18 años.
Poco a poco, fue convirtiéndose en un barrio de mala fama. El primer puente
sobre Nyhavn abrió el 6 de febrero de 1875. Era una pasarela temporal de
madera. Fue sustituido por el puente actual en 1912. Hoy en día hasta
tienen señales que prohíben que vayan los gatos por las barandillas. Mientras
los barcos transoceánicos se hacían más grandes, Nyhavn pasó a ser dominado por
pequeños barcos de carga daneses. Tras la Segunda Guerra Mundial el transporte
por tierra asumió este papel y desapareció el tráfico de pequeños barcos del
Puerto de la ciudad, dejando a Nyhavn prácticamente sin buques.
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