Normalmente
se suelen visitar Malinas y Lovaina juntas, ya que están muy cerquita una de la
otra en Bélgica (viaje belgica y holanda).
Malinas, que
aparece por primera vez en un escrito del año 870 en un inventario de terrenos
pertenecientes al reino franco oriental. La cristianización de Malinas fue
llevada a cabo por San Rumoldo, un monje venido de Irlanda y martirizado en la
ciudad, en cuyo honor se construyó una abadía y luego la catedral, cuyas
paredes describen la vida y milagros del santo.
Hay
una leyenda y es que en la noche del 27 al 28 de enero de 1687 un vecino dio la
alarma de que había fuego en lo alto de la torre de San Rumoldo por lo que los
vecinos fueros cargados con cubos y subieron rápidamente las escaleras, para
comprobar que no era más que el reflejo rojizo de la luna. La leyenda asegura
que el alcalde, abochornado, dio orden de ocultar el asunto, pero la anécdota
se extendió y se hizo tan popular que desde entonces se conoce a los habitantes
de la ciudad por la singular hazaña de intentar apagar la luz de la luna,
maneblussers o apagalunas.
Al
igual que Lovaina, la ciudad sufrió grandes daños durante las Guerras
Mundiales, sobre todo la catedral. Se restauró entera excepto el reloj de la
torre para recordar a los malineses las heridas de la guerra.
Dimos
una pequeña vuelta por la ciudad viendo la catedral, la Grote markt, etc. Como
curiosidad, Malinas es la ciudad originaria de la raza pastor belga Malinois,
una de las cuatro variedades del pastor belga. Asimismo, cuando tras la
independencia de Bélgica se promovió erigir estatuas de grandes figuras belgas
para fomentar la identidad nacional, en Malinas fue la única ciudad donde se
eligió a una mujer, Margarita de Austria.
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