sábado, 30 de julio de 2016

Recorriendo Ámsterdam


Si vas a Holanda (viaje belgica y holanda), desde luego tienes que visitar Ámsterdam, aunque no es de mis ciudades europeas favoritas, pero para gustos los colores y hay a muchísima gente que le parece una ciudad espectacular.

A mí no me gusta ya que siempre hay mucha gente, es difícil moverse de lado a lado excepto que vayas andando, tienes que ir siempre viendo si puedes hacer fotos o no, hay mucho borracho por la calle tanto que hasta instalaron unos meaderos al lado d los canales ya que la gente meaba en ellos y muchos terminaban dándose un bañito, etc. Aun así, la arquitectura de la región es indiscutible y muy bonita, impresionándote los canales, las casas torcidas, etc.

Fue fundada en el siglo XII como un pequeño puerto pesquero. Empezamos comiendo unas maravillosas patatas con mayonesa, tipiquisimo de Ámsterdam y encuentras muchos puestos muy buenos según vas bajando desde la estación central a la plaza principal de la ciudad. Incluso a las 9 de la mañana entran genial al estar calentitas y con el toque justo de sabor. Tras eso fuimos bajando hasta el Rijksmuseum pasando por todo el centro histórico que fue construido en el siglo XVII, época donde se construyeron una serie de canales semicirculares alrededor del casco antiguo y existente de la ciudad. Después fueron edificando nuevas calles y almacenes de estilo neerlandés. Durante casi toda su historia, excepto del 1808 al 1810, ha sido capital oficial de los Países Bajos, aunque nunca ha sido sede de la justicia, el gobierno o el parlamento neerlandés, ya que todos los órganos se encuentran en La Haya. El siglo XVII fue el Siglo de Oro de Ámsterdam, ya que a su puerto llegaban embarcaciones hacia el mar Báltico, Norteamérica, África, Indonesia y Brasil.




Por el camino pasamos por la plaza Dam, de la que partiríamos al día siguiente en una excursión que contratamos, por el barrio rojo que se llama así por el color de las luces que iluminan los locales donde se exhiben las prostitutas, los coffee shop donde se venden pequeñas cantidades de marihuana (hasta 5 gramos diarios por persona), el mercado de flores que es un mercado situado en pequeñas barcas donde hay floristerías y suvenires de Holanda.

Mientras que recorríamos el barrio rojo vimos la Old Church que es una iglesia protestante. Si tienen un gallo arriba significa que es católica. Si es una corona es que los reyes hicieron algo en la iglesia. En esta plaza redonda casi todas las tiendas son también prostíbulos, lo que es muy chocante al ver la iglesia que domina todo.

Ámsterdam es muy famosa por la enorme cantidad de bicicletas que la recorren, teniendo una vía especial para bicis en casi todas las calles. Hay 750000 habitantes y más de 7 millones de bicicletas¡¡ Cada año alrededor de 80000 son robadas y 25000 acaban en los canales de la ciudad. Si sólo vas a visitar Ámsterdam en tu visita a Holanda, alquila una bicicleta aquí ya que es un sitio fácil para moverse con ella por no haber cuestas y hacerlo muchísima gente. Nosotros preferimos alquilarla en Giethoorn para ir más tranquilos con las bicis

Así andando llegamos al Rijksmuseum, que posee la más famosa colección de pinturas del siglo de Oro holandés, así como una rica colección de arte asiático y egipcio. Nosotros no somos de museos, pero nos habían dicho que era como ir a Madrid y no ver el Prado, así que hicimos la visita y cabe decir que no estuvo mal, aunque eso sí, estuvimos sólo hora y media. Destacan obras como el Tríptico del becerro de oro de Lucas Van Leyden, o La lechera de Vermeer, La Ronda de noche de Rembrandt, el cuadro de la casita de muñecas con la réplica exacta al lado. Justo a la salida se ubican las famosas letras de “I amsterdam” que se ha convertido en el slogan de la ciudad y donde los más intrépidos trepan a hacerse la foto más original que puedan, aunque nosotros no pudimos hacer ninguna ya que había muchisimmaaaaa gente…

Para terminar el día fuimos al barrio De Pijp, famoso por la Heineken Experience que es la fábrica más antigua de la marca convertida en museo. También es un barrio bohemio donde hay muchísimas cafeterías y bares muy cuidados y con decoraciones alternativas. Así nos encaminamos al mercado Albert Cuyp que tiene un kilómetro de largo con más de 300 puestos de lo más variopinto, porque igual te venden ropa, medias, suvenires, quesos, algo original y raro a la vez.

Al día siguiente volvimos prontito a Ámsterdam ya que teníamos reservado la visita a la Casa de Anna Frank. Si vais, reservar sin duda por internet ya que las colas son siempre kilométricas para comprar las entradas ahí mismo. Tener en cuenta que es un sitio estrecho, donde vas entrando en grupitos de 15-20 personas, así que se puede hacer muy larga la espera. Dentro, el recorrido típico holandés, para nosotros sin toda la chicha que podrían ponerle, teniendo en cuenta la gran carga emocional e histórica que tiene el lugar, pero bueno, es Holanda. Por dentro están las cortinas negras como cuando lo sufrieron los judíos, pasas por detrás de la estantería que ocultaba el piso superior donde estaba oculta Anna y su familia, y te enteras de muchos detalles de la historia judía.


Para llegar a la casa vas dando un paseo por el barrio Jordaan que es uno de los más famosos y característicos de Holanda, ya que está lleno de canales y en muchos hay barcos viviendas amarrados a sus orillas. Hay grandes casas, puentes, canales, así que merece la pena perderse dando vueltas sin sentido.

Después fuimos a la Plaza Dam, de donde partía nuestra excursión con la que aprendimos muchísimo de la cultura holandesa y de la ciudad. Empezamos viendo la Plaza Dam, donde originariamente tenía lugar el mercado de animales de la ciudad. Es del siglo XIII y debe su nombre a que cuando se creó, se construyó una presa alrededor del rio Amstel para evitar que el mar Zuiderzee inundase la ciudad. Su nombre significa “dique”. Siempre hay algo en esta plaza. En esta ocasión estaban celebrando un campeonato de voleibol playa. En Ámsterdam no hay muchas plazas ya que el espacio es muy caro y solicitado, así que en todas hay edificios importantes. En esta primera destaca el Palacio real, que no es donde viven y sólo se usa para recepciones reales. Costó un dineral ya que trajeron la piedra de Alemania. No tiene escaleras porque querían dar la sensación de que cualquier podía entrar y no querían poner obstáculos. Era el antiguo ayuntamiento.

Antiguamente en la plaza sólo había un edificio que es donde en el 2014 había un H&M, y el hermano de Napoleón decidió derruirlo porque no tenía buenas vistas desde el palacio. Más tarde lo volvieron a construir y dio la casualidad de que albergó a nazis durante la ocupación junto con el edificio que está al lado del Madame Tussaud. En dicho museo se ven las tres cruces de San Andrés, características del escudo de Ámsterdam, que representan las tres catástrofes que superó la ciudad: fuego (por eso se prohibió construir con madera), inundaciones (actualmente controladas con presas y diques) y peste.

En la misma plaza se ve la Nieuwe Kerk, la iglesia nueva, que hoy en día no tiene culto y que fueron haciendo a trozos y que aprovechamos para ver por dentro mientras que venía la pareja con la que fuimos en la excursión. Tiene un reloj de sol que fue el reloj oficial de Holanda durante muchos años.

Del lado opuesto de la plaza nos encaminamos para ir hacia el barrio rojo, pasando por la estatua que está allí en honor a los caídos en la Segunda Guerra Mundial.

Después fuimos por la primera calle que construyeron en Holanda donde está la más antigua cordonería del mundo, y de allí fuimos a la calle más estrecha de Ámsterdam por donde aterrizas en pleno barrio rojo y al lado del coffee shop más antiguo de la ciudad. En él puedes elegir calidad que quieras y vale como 8 euros 1 gramo.

Andando un poco volvimos a pasar por la Old Church que vimos el día anterior y como curiosidad muy cerca esta una casa que tiene una iglesia en su ático. Sólo quedan dos en la ciudad y era de cuando no se podía decir qué religión profesabas y así la gente iba a misa sin que se supiera que eran católicos. No subimos porque cuesta la friolera de 13 euros y el guía nos dijo que no merecía la pena. Por el camino también se pueden ver varios meaderos para chicos directamente en la calle, al borde de los canales y fácilmente identificables por el “grato” olor que notareis…En la ciudad hay cuatro esclusas para ir renovando el agua y que no esté estancada. Incluso aún queda alguna casa que sólo tiene acceso por barco en lugar de aceras.

Después fuimos al barrio chino, que no lo conocí en mi anterior viaje y que era interesante. Es uno de los más antiguos barrios chinos de Europa. Antes era una zona malísima pero comenzaron a reformarla, a invertir muchísimo dinero y se ha quedado como uno de los barrios más chulos que visitar. Las calles tienen los nombres en chino y en holandés :)



Aparte de eso como curiosidad en este barrio hay una tienda donde todos los días van dos prostitutas que cuentan su historia y venden su libro. Cuentan la experiencia que han tenido desde los 17 años hasta los 60, donde han estado ejerciendo continuamente. Cuentan cómo había cliente fijos, otros que solo hablaban, cómo ha variado la seguridad en estos años, como que si no quieren se bloquea a un cliente, el botón que tienen dentro para llamar a la policía por si hay problemas, etc. Según nos comentó el guía son 50 euros por 20 minutos.

También se puede ver el templo He Hua, que es el más grande de Europa. Es un templo budista creado por Greven y fue inaugurado en el 2000 por la Reina Beatriz de Holanda. Este hecho fue muy importante para el budismo a nivel mundial ya que la reina Beatriz fue el primer jefe de estado en apoyar públicamente esta religión.

El barrio termina en la plaza Nieuwmarkue que se construyó en 1614 y se utilizó como mercado. En esta plaza esta De Waag, que fue construido en 1488 y era la puerta de entrada a la ciudad. En este momento es un café, pero en el siglo XVII fue la vivienda de una familia acaudalada, luego fue sede de gremios que entraban por cada una de las cinco puertas, incluso ha sido Museo judío.

Después fuimos al barrio judío, que está todo reconstruido ya que sufrió muchísimo durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial de forma que sólo queda una sinagoga de las cinco que existían antiguamente. Una vez que acabo la guerra, el estado ayudo en la reconstrucción, por eso se ven muchas viviendas modernas. Lo más característico del barrio es la casa de Rembrandt, con sus ventanas rojas y verdes.


Para cerrar nuestra visita hicimos un paseo por los canales de hora y media (lo cogimos junto con la excursión ya que hacían rebajad e precio). Es interesante porque ves las casas barco, el canal grande que bordea la ciudad, etc.

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