domingo, 31 de julio de 2016

Qué ver en Moscú


Nuestro crucero fluvial a Rusia (crucero fluvial rusia) terminó en Moscú, Mockba, capital de Rusia, una de las dos ciudades federales, centro administrativo del distrito federal central y ciudad heroica. Aquí estuvimos casi tres días, contando el día final del vuelo, y creo que son los días ideales para estar aquí para que te dé tiempo a ver todo bien, ya que hay grandes monumentos como la Plaza Roja o el Kremlin a los que hay que dedicar mínimo medio día a cada uno.

Durante gran parte del siglo XX fue capital de la extinta Unión Soviética y la república socialista federativa soviética de Rusia. Tiene casi 11 millones de personas y es la ciudad más grande de Rusia y Europa. Moscú es un importante centro económico, donde se encuentra el mayor número de millonarios del mundo. En 2007, fue nombrada la ciudad más cara del mundo por segundo año consecutivo. Es además un importante centro político, cultural, y científico del país. Está localizada a ambas orillas del rio Moscova donde tiene tres puertos que permiten la conexión con el océano atlántico y el océano glacial Ártico. Además posee tres aeropuertos internacionales, nueve estaciones de tren y el metro. Comenzamos nuestra visita a Moscú con la excursión panorámica, viendo iglesias sin parar.

Nuestra primera parada fue la Catedral del Salvador. Se encuentra en el centro de la ciudad, no lejos del Kremlin en la orilla del Moscova. Fue construida en honor del triunfo ruso en la guerra contranapoleonica de 1812. La catedral fue adornada con gran fasto. En la parte superior de las fachadas había bajorrelieves de mármol con escenas de mitos antiguos y episodios evangélicos. En 1931 el templo fue volado y en su lugar se construyó una piscina. En 1990 empezaron la reconstrucción de la iglesia, terminándola en el 2000 que fue cuando abrió a culto. Es la iglesia ortodoxa más alta del mundo.

La segunda parada fue en la Universidad de Moscú, uno de los siete edificios hermanos que hay en Moscú, levantados en los años cuarenta y cincuenta por el régimen comunista para impresionar al mundo. Son rascacielos de un estilo gótico-estalinista. Dos son hoteles, dos edificios de viviendas, dos ministerios y el más importante, la universidad.

La última parada del día fue la Plaza Roja. En 1990 toda la plaza con todos sus monumentos y el Kremlin fueron incorporados en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Su historia se remonta al siglo XV, cuando se demolieron las casas que rodeaban el Kremlin, la llamaban Incendio o Lugar vacio. Un poco más tarde fue campo ferial que llevaba el nombre de torg, mercado. En el siglo XVII toma el nombre de Plaza Roja. Nos dejaron en una zona cercana de forma que pudimos admirar la plaza de los teatros donde vimos el Bolshoi, pero que estaba de obras, la estatua de Carlos Marx, e incluso policías a caballo. A continuación nos encaminamos hacia la plaza Manezhnaia (del picadero), con el fin de entrar a la Plaza Roja por la Puerta de la resurrección, con sus torres gemelas rematadas por capiteles verdosos y en cuyo interior hay una capilla de la Virgen Iveriana. Es una reconstrucción hecha en el siglo XX de la originaria del siglo XVI y que había sido demolida en el 1931.

Asimismo, en la plaza del picadero también observamos la estatua del mariscal Georgi Zukov, uno de los héroes de la segunda fuera. En los alrededores, se dan cita vendedores de todo tipo de recuerdos: monedas antiguas, distintivos militares soviéticos, típicos gorros de piel rusos ,o las célebres matrioskas.

La plaza es impresionante. Nada más entrara a la derecha encuentras la pequeña Catedral de Kazan, una reconstrucción de la originaria que fue demolida en 1936 y que alberga el icono de la Virgen de Kazán, a quien se invocaba en la campaña militar contra los invasores polacos.

A continuación están los Gum , Grandes almacenes del Estado, ahora gran centro comercial con marcas europeas a precios astronómicos, y establecimientos de hostelería de estilo occidental.

Enfrente está el mausoleo de Lenin. Es una pequeña pirámide de granito rojo y labradorita negra. En su interior, a un nivel inferior al suelo de la plaza se conserva el cuerpo de Lenin embalsamado, de cuya conservación se ocupa un laboratorio. Durante unos años dicen que se expuso también el cuerpo de Stalin, pero tras la desestilinizacion del país, se retiró y está enterrado en los jardines de la parte posterior del mausoleo junto a la muralla del Kremlin.
En la plaza esta también la Torre del Salvador, o del reloj que antes era la entrada del Kremlin. Igualmente encontramos el museo histórico.

Aunque lo más famosos es la catedral de San Basilio. La mando construir Iván el terrible y la diseño el arquitecto Yakolev. La leyenda dice que le mando cegar para que no crease nada de hermosura semejante. Realmente la catedral estaba consagrada en su origen a la Intercesión de la Virgen, aunque la veneración popular por san Basilio el Bendito , que fue enterrado allí, y al que se dedicó una de las capillas, hizo que fuese cambiando la denominación con la que es conocida. Cuenta con nueve iglesias colocadas sobre un pedestal. Ocho de ellas se agrupan en torno a la central, la iglesia de la intersección de la virgen, la más alta de 47,5 metros y cubierta con techumbre piramidal.  Por fuera es realmente impresionante, pero por dentro es un laberinto de escaleras, cuesta
s y pequeñas capillas que deja mucho que desear.

Al día siguiente fuimos a la Galería Tretiakov, que es uno de los museos de arte más famosos del mundo. Su colección de obras plásticas comprende todo el milenio del desarrollo de la cultura rusa. Su fundador fue el negociante e industrial moscovita Tretiakov. Pocos años antes de su muerte, el coleccionista dono su rica colección a la ciudad de Moscú.

Para llegar a ella atravesamos el puente de los candados, donde vimos a unos novios poner su candado con sus inscripciones y tirarlas al rio, como signo de amor.

Después hicimos una comida a bordo de un barco por el rio Moskova, que nos permitió admirar las maravillas de Moscú desde otra perspectiva. Pudimos ver el kremlin, la estatua de pedro I el grande, una lanzadera rusa, casas con paneles solares, y edificios impresionantes.

Por la tarde visitamos el Kremlin y la armería, no sin antes anunciarnos las medidas de seguridad que existen y tras pasar controles de seguridad varios. Lo principal es que no se pude pasar con mochilas ni bolsos grandes, así que lo mejor es llevar un bolsito pequeño con el dinero y lo básico y el resto dejarlo en consigna. La entrada se encuentra en la Torre Troitskaya. El Kremlin es el conjunto central de Moscú, el corazón de Rusia y señal de su grandeza. Se sitúa en la orilla alta del rio Moscova y en el estuario del rio Neglinnaya. Es el recinto más viejo de la ciudad. Ha sido una estructura que ha ido cambiando a lo largo de los años. Comenzó siendo un campamento eslavo hasta que, en el siglo XIV, Moscú se convirtió en capital, lo que hizo que el Kremlin se hiciera fortaleza. Poco a poco, fue adquiriendo más importancia, aumentando las construcciones que había en su interior, convirtiéndose en uno de los mejores ejemplos del arte de la fortificación de la Europa medieval. Sus murallas tienen una longitud de 2235 metros. Fueron hechas de ladrillo rojo bien cocido. Su altura oscila entre 5 y 19 metros según el terreno. Dentro pudimos ver las fortificaciones, el palacio del Kremlin, numerosos cañones, desfiles de militares (lo cual fue una suerte ya que no es fácil verlos fuera de los edificios), el gran cañón del zar, la campana zarina y la impresionante plaza de las catedrales.

El Gran Cañón del Zar, Tsar Pushka, pesa casi 40 toneladas y tiene un diámetro de más de 1 metro. Se cree que es el mayor del mundo de calibre, ya que el cañón Gran Berta le supera en peso y longitud. Se cree que nunca fue utilizado, pero que se hizo para demostrar el poderío militar de Rusia. Algunos estudios indican que no podría usarse como cañón, ya que cada proyectil pesaría dos toneladas, así que cómo mucho podría disparar metralla o piedras. Esta bellamente adornado con relieves, incluyendo uno del Zar Fiodor I, que fue quien lo mandó hacer, hijo de Ivan IV. Asimismo, a sus pies tiene unos proyectiles que, según dice la leyenda, fueron fabricados en San Petersburgo una pulgada más grande a modo de broma por le enemistad entre ambas ciudades, así que nunca se usaron al ser mayores de la abertura del cañón.





La campana Zarina es una campana de más de 6 metros de alto y 200 toneladas, con una gran decoración al igual que el cañón. En este caso, los relieves son de santos, ángeles, y ramas y vegetación. Estas campanas tan grandes, llamadas zarinas, se destinaban a las catedrales del Kremlin. Hubo varias de este estilo, aunque dejaron de hacerse ya que por sus grandísimas dimensiones se caían cuando había incendios. Con sus trozos, se hacían nuevas campanas. Esta se conserva ya que fue la última y lleva ya 180 años en el Kremlin.

Por último vimos la Plaza de las Catedrales, que para mí fue lo mejor de todo el complejo ya que me encanta la arquitectura de las iglesias ortodoxas, y después de ver otras en países como Rumania, desde luego me quedó con las Rusas, no sólo porque por fuera son realmente impresionantes y bellamente decorados, con su bulbos coronando las fachadas, sino que por dentro están enteras pintadas tanto paredes como techos con figuras de santos venerados por ellos. Y para rematar todo esto, los iconostasios (altares para los ortodoxos. Es hacia donde se colocan para dar su misa ortodoxa. La palabra viene del griego que significa “exposición de iconos”. Tiene tres puertas: la central por la que sólo puede pasar el sacerdote y que se abre cuando se está dando misa, y dos más puertas más pequeñas tanto a derecha como a izquierda), son de una belleza inigualable con filas y filas de iconos espectaculares, grandes y bellamente repujados que te dejan sin habla.

En esta plaza hay tres catedrales grandes: la Catedral de la Dormición, del siglo XV, que fue la principal catedral de la ciudad y dónde los zares eran coronados; La Catedral de la Anunciación, con nueve cúpulas doradas y la Catedral del Arcángel Miguel donde están enterrados los monarcas de Moscú.

Visitamos la Armería, el museo más antiguo de toda Rusia de principios del siglo XVI. Los grandes príncipes comenzaron a reunir los trofeos de guerra, las insignias del poder y los obsequios recibidos por diplomáticos de todo el mundo y los iban almacenando en este edificio. Poco a poco se fueron sumando más piezas, como por ejemplo los tesoros de las cámaras de Oro y Plata de los zares rusos en el 1700. Entre los diversos trofeos puedes ver tronos dobles, algunos tronos destacables como el de marfil de Iván el Terrible, el diamante Orlov, coronas y cetros de los zares (destaca la Corona imperial de Rusia), carruajes reales, armaduras de caballas y humanos, iconos, vestidos de coronación de las zarinas y una gran colección de huevos Faberge (de las mayores del mundo).

Por la noche fuimos a ver Moscú iluminado. Así vimos los principales edificios de la ciudad iluminados, destacando la Plaza Roja con los almacenes Gum, que recordaban a la navidad, la universidad o el reflejo del convento en el lago de los cisnes.

El último día fuimos a ver el metro de Moscú que es el medio de transporte más práctico y más rápido, obra arquitectónica en su género. A cualquiera que lo coge lo primero que le llama la atención es la cantidad de tiempo que gastas en bajar, ya que tanto aquí como en San Petersburgo, los metros de ambas ciudades están a 80-90 metros bajo tierra, así que bajas, y bajas, y bajassss…
                                       

Los llamados palacios subterráneos son una de las principales curiosidades de la capital. Muchas estaciones de metro merecen una visita igual que palacios o museos. Para su decoración usaron más de 20 especies de mármoles de los Urales, Altai, Asia central, Ucrania y del Cáucaso, además de granito, pórfido, rodonita, ónix y otros materiales. Los interiores tienen estatuas, bajorrelieves, mosaicos, y vidrieras de colores. Las estaciones Mayaovskaya, Kropotkinskaya, Novoslobodskaya, Teatralnaya, ProspektMira, Kurskaya-radialnaya son las que visitamos y las más interesantes.


Por ultimo terminamos en la calle Arbat, donde estuvimos dando una última vuelta pro las tiendas, comprando algún recuerdo e incluso visitamos un McDonalds con sus letras en ruso J

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