En
nuestro viaje a viaje belgica y holanda decidimos hacer una pequeña parada en Haarlem, sobre todo pos
su nombre que nos parecía curioso y, aunque parezca raro, fue EEUU quién lo
copió a Holanda.
En
1658 los holandeses dieron, en honor a este municipio, el nombre de Nieuw
Haarlem (Nueva Haarlem) a la localidad de Manhattan en Nueva York. En 1664
cuando los británicos tomaron el control de la colonia holandesa la bautizaron
con su nombre definitivo, Nueva York. La ciudad es famosa por sus muchos
hofies, asilos construidos alrededor de patios. Estos eran principalmente
hospicios de fundación privada para ancianas solteras. Hoy en día quedan 19 y
aun se usan para mujeres solteras ancianas.
Lo
más bonito de ver era la Grote Markt
donde se ve, entre otros edificios, el Ayuntamiento,
el Vleeshal, mercado de la carne donde se comerciaba con reses en la
antigüedad, el Hoofdwatch (donde se
recogían los impuestos de la ciudad) y la Catedral
Sint-Bavokerk, junto con la estatua de Laurens Janszoon Koster.
El
mercado de carne fue fundado en 1602-1604 por Lieven de Key que fue un afamado
arquitecto renacentista que desarrolló la mayor parte de su obra en esta
ciudad, de la que nombrado arquitecto oficial en 1592. Previamente, entre 1580
y 1591, De Key trabajó en Londres. Se presentó en Haarlem tras el incendio que
devastó un tercio de la ciudad en 1576. En este mercado se vendió carne bovina,
ovejas y terneros. Como en muchas ciudades cercanas, como Leiden, se estableció
que sólo podía venderse carne en este edificio y como mucho en otro de la misma
plaza, llamado Penshall, haciendo negocios los señores en el Vleeshal y las
mujeres en el Pensahll. Se estableció un impuesto y unas medidas higiénicas
importantes que se mantuvieron hasta el siglo XIX, principios del XX.
La
catedral fue construida entre 1895 y 1930 para sustituir a la anterior. Ahora
sirve como la principal catedral de la Diócesis Católica Romana de
Haarlem-Ámsterdam.
La
ciudad tiene un gran canal que la recorre y que estuvimos viendo buscando el
molino De Adriaan, pero no logramos llegar a él.
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