domingo, 31 de julio de 2016

Excursión a Villa Altos Chavón y playas virgenes

En el 2011, hace ya mucho tiempo, hicimos un viaje del Ecuador a la Republica Dominicana (viaje ecuador caribe). Alli, descansamos bastante, aunque tambien hicimos excursiones. Una de ellas fue a la ciudad La Romana que debe su nombre a una antigua balanza romana de gran tamaño que en el siglo XVI servía para pesar las mercancías que transitaban por el puerto, muy importante en aquella época (y propiedad de una familia originaria de Roma). Fue fundada en 1897 cuando una concesión le fue otorgada a una firma cubana por el Congreso Nacional para establecer una refinería de petróleo. En sus orígenes La Romana fue una ciudad decadente y sin un futuro para sus habitantes. Esto cambió a partir del año 1917 gracias a la construcción de un gran molino (de propiedad de italianos emigrados de la región de Roma, el Lacio) que permitía obtener azúcar a partir de la caña de las grandes plantaciones que aún al día de hoy rodean La Romana.

Dentro de la Romana fuimos a la Villa de Altos de Chavón, enclavada en la cima de una meseta frondosa y rocosa, y que es una réplica de una aldea mediterránea del siglo XVII  llena de casas de piedras, un antiteatro increíble, etc.  Su construcción se inició en 1976 cuando para la apertura de una carretera fue preciso dinamitar una montaña de piedra. Charles Bludhorn, presidente de una compañía americana, tuvo la idea de aprovechar las piedras para construir una aldea mediterránea del siglo XVI. El rumor popular dice que lo hizo para regalársela a su hija en su cumpleaños, pero ésta, que vive frecuentemente en Altos de Chavón, niega esta versión.



La construcción fue encargada al italiano Roberto Copa quien reflejó una ciudad italiana medievalEl río Chavón, sobre el que la ciudad dispone de una magnifica panorámica, fue el marco escogido para la grabación de algunas películas famosas, entre la que destaca Apocalypse now, la mejor película de la guerra del Vietnam que se conoce según mi suegro ;)

Después de la ciudad, nos llevaron a Bayahibe donde embarcamos en unas barquitas que nos hicieron un recorrido por las aguas totalmente turquesas hacia Isla Catalina. Por el camino paramos en varios puntos para nadar un rato. Era increíble, porque en medio del mar se hacía pie hasta la cintura¡¡¡





Cuando llegamos a la isla, tuvimos un buffet del que destacaba que había pelicano para comer (de aspecto y sabor del pollo) y estuvimos en la playa unas horas hasta que nos llevaron de regreso al hotel. La excursión en general no estaba mal, pero desde luego Isla Catalina no es una isla virgen como te decían al venderte la excursión…

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