domingo, 31 de julio de 2016

Admirando la catedral de San Basilio


Igual que San Petersburgo tiene un icono claro, la Iglesia de la Resurrección de Cristo, Moscú tiene otra iglesia emblemática, la catedral de San Basilio, que para mí es el máximo exponente de la arquitectura rusa y el edificio que más me gusto.

Pudimos descubrirlo en nuestro crucero fluvial de Rusia (crucero fluvial rusia), y se encuentra en plena Plaza Roja de Moscú.

La mando construir Iván el terrible y la diseño el arquitecto Yakolev. La leyenda dice que le mando cegar para que no crease nada de hermosura semejante.

Realmente la catedral estaba consagrada en su origen a la Intercesión de la Virgen, aunque la veneración popular por san Basilio el Bendito , que fue enterrado allí, y al que se dedicó una de las capillas, hizo que fuese cambiando la denominación con la que es conocida.

Cuenta con nueve iglesias colocadas sobre un pedestal. Ocho de ellas se agrupan en torno a la central, la iglesia de la intersección de la virgen, la más alta de 47,5 metros y cubierta con techumbre piramidal. 

Por fuera es realmente impresionante, pero por dentro es un laberinto de escaleras, cuestas y pequeñas capillas que deja mucho que desear, aunque el exterior como he dicho lo compensa con creces y merece totalmente la pena admirar esas cúpulas de colores brillantes, cada una diferentes, tanto en colores como materiales, que recuerdan algunas a conos de helados, brillantes, con tejas cerámicas, con multitud de adornos.


Lo del interior choca muchísimo, ya que todas las iglesias ortodoxas están ricamente decoradas con pinturas, iconostasios y demás, mientras que esta iglesia tiene las paredes directamente tal cual se construyeron, las escaleras están desgastadas y sin mantenimiento, las capillas están pobremente adornadas, no sé, choca muchísimo en comparación con el resto… 

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