En plena Alsacia
francesa se puede encontrar el mejor triangulo de oro de pueblos sacados de
cuentos de hadas que nosotros recorrimos en Navidad (Viaje alsacia francesa)
El primer pueblo al que fuimos simplemente nos enamoró, Ribeauvillé. No paramos de
maravillarnos con las casas enteras decoradas de navidad, el ambiente navideño,
todos los puestecillos de la calle, el carácter medieval del pueblo, la comida
como un hombre con pepitas de chocolate o prezzel de queso, mazapán artesanal,
fruta escarchada, el famoso kougelopf ñammmm... Un sitio al que volver, aunque
en fin de semana que es cuando tienen ambiente estos pueblos¡¡¡
Ribeauvillé es
uno de los centros de producción vinícolas de la llamada Ruta de los Vinos de
Alsacia, especializado en los riesling y también pinot gris y gewurztraminer. Conocida en el siglo XIII como Rathaldovilare,
la villa pasó de los obispos de Basilea a los señores de Rappoltstein. El
señor de Rappoltstein fue el rey o protector de los juglares errantes de la
tierra, quienes compraron su protección a través del pago de un impuesto.
Cuando la familia comenzó a extinguirse en 1673, este oficio (Pfeiferkönig)
pasó a las cuentas palatinas de Zweibrücken-Birkenfeld. Los juglares tenían una
capilla de peregrinaje cerca de Rappoltsweiler, dedicada a su santa patrona,
Maria von Dusenbach, y aquí se mantiene una fiesta anual todos los 8 de
septiembre. Ribeauvillé fue comúnmente conocida como Rappoltsweiler hasta
el siglo XIX. El carolabad, un manantial salino de temperaturas cálidas que
tuvo buena fama en la edad media, fue redescubierto en 1888 e hizo de
Ribeauvillé un balneario. Ribeauvillé no está amurallada y fue edificada
entorno a una calle principal llamada Grand Rue, que fue la que recorrimos y
que cuenta con varias casas medievales pintorescas. En esta calle, el edificio
que más destaca es el Pfifferhüss o alberge des Ménetriers, construido en 1663,
y que es clave por su mirador trapezoidal, con dos estatuas de madera de la
Virgen Maria y el ángel Gabriel con la inscripción "Ave María Gratia
Plena". La región de Alsacia también es famosa por las cigüeñas, tanto,
que el símbolo de la zona son estos pájaros. Vimos un nido, pero ningún ave, así
que nos tuvimos que conformar con los peluches, baberos, tazas, todo con dicho
animalito :)
La población de Kaysersberg
(montaña del César) se extiende sobre el valle del Weiss, en medio de un
paisaje de hermosas montañas y viñedos. Durante el periodo romano, el pueblo
controlaba una de las vías de paso más importantes entre la Galia y el valle
del rin. Este pueblo también es famoso por los vinos pero, a la contra del
anterior, aquí no encontramos ninguna bodega que vendiera. Aquí nació Albert
Schweitzer, premio Nobel de la Paz de 1954, doctor de la selva virgen, médico,
filósofo y organista que destacó por su lucha contra el subdesarrollo y las
enfermedades en África Tropical.
Como pueblo era precioso, pero faltaba algún tenderete o animación en
la calle, ya que casi no había ni comida. Esto es extraño ya que en todos lados
anunciaban que era un pueblo muy recomendado que visitar, además que el
mercadillo sólo esta los fines de semana.
Siguiendo la calle principal, llegas a la plaza del pueblo, la Place
Jean Ittel, donde está la iglesia de Ste-Croix de estilo gótico del siglo XIV y
la fuente del emperador Constantino, donde estaba instalado un belén y que
tenía detrás una casa bellamente decorada. Igual que Ribeauville tenía muy
decoradas las fachadas en general y a lo largo de todo el dintel de entrada a
las tiendas o viviendas. En este pueblo destacaban las grandes y preciosas
decoraciones de las ventanas de las casas de las calles principales.
Una tradición típica alsaciana es en la víspera de la Navidad, llamada
Wihnachte, momento en que se representa con una niña vestida de blanco que
porta una corona de velas en su cabeza llamada Criskindle, acompañada de su
compañero, el sombrío y huraño Hans Trapp "Padre azotador" que lleva
cuernos en la cabeza e intenta regañar a los niños que no han sido buenos y dar
regalos a los que se han portado bien, igual que nuestro Papa Noel.
Y el ultimo
pueblo, Riquewihr. Precioso¡¡¡ No extraña que se
considere al pueblo la Perla de Alsacia¡¡ El pueblo tenía, dentro de las
murallas, todas las calles llenas de decoración navideña, puestos en la calle,
etc. No queremos ni pensar cómo estaría el domingo, porque el lunes cuando
fuimos había bastante gente, sobre todo en la tienda de Kathe Wolfhart, la
misma que visitamos en Berlín. La pena era que no te dejaban hacer fotografías
dentro, pero estaba toda decorada con madera y pequeños puestecillos de
mercados navideños en las paredes donde vendían la mercancía, mientras que del
techo colgaban todas las estrellas como si fuera el cielo.
El conjunto urbano conserva casas de los siglos XV y XVI de
extraordinaria belleza. Para recorrer el pueblo vas de lado a lado por la calle
principal, la Rue du General de Gaulle. Destacan varias casas, como la Casa
Zimmer con su fachada de color azul añil y entramados de madera. Fue construida
en el siglo XVI por un enólogo procedente de la ciudad de Colmar que se instaló
aquí. En la actualidad es un restaurante que ofrece recetas tradicionales de
Alsacia. También destaca la Maison Schickhardt , construida en 1606 por
Ambroise Dieffenbach, burgués y magistrado, cuya casa fue construida por el
arquitecto Heinrich Schickhardt, que estaba al servicio del Duque Frederic I de
Wurtemberf, que fue gran ingeniero militar y gran urbanista. Casi al lado está
la Maison Gratte-Ciel, construida en 1561, con cinco pisos y 25 metros de
altura, siendo una de las casas de madera más grandes de toda Alsacia.
Entramos justo por la parte alta de la ciudad, por la torre El Doler.
Tiene una altura de 25 metros y la palabra "Doler" significa
"por encima de las copas". La campana en la parte superior fue
restaurada en el año 1842 y lleva inscrito lo siguiente: "Esta es la
alegría que anuncia el ruido del día y el silencio de la noche". Fue
construida durante el siglo XIII cuando la ciudad fue fortificada. La torre se
utilizó para la defensa, vigilancia y campanario de la ciudad. La torre tiene
dos caras: por la fachada exterior tiene un aspecto amenazante y bélico, y por
el interior un aspecto agradable que se integra en la disposición de casas
adyacentes. Desde finales del siglo XVI fue la casa del cuidador que tenía a la tarea de cerrar las puertas de la
ciudad por la noche, y era el encargado del mantenimiento del reloj, dar la voz
de alarma en caso de aproximación del enemigo o un incendio.
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