En Alsacia
destaca una ciudad por encima de todas, Colmar. La vimos en nuestro viaje a esta región viaje alsacia y selva negra.
Recibe el nombre de culumbarium, que significa palomar.
Fue famosa porque Voltaire vivió aquí un tiempo. El desarrollo de la ciudad
comienza en el siglo XIII pero, gracias al emperador Federico II, obtuvo el
título y privilegios de ciudad imperial de Alsacia. Durante la incorporación a Francia,
Colmar llegó a ser sede del Consejo Soberano de Alsacia. Fue un centro
importante de los soberanos carolingios, pasando a estar bajo los estados de
Suiza, Alemania y Francia. En 1632 formo parte de la Guerra de los treinta años
y quedo bajo el dominio de Francia. Con la Revolución Francesa paso a
convertirse en la capital del Alto Rin. En 1870 la ciudad junto con toda
Alsacia pasa a formar parte del Imperio Alemán. Durante la I Guerra Mundial
volvió a Francia. En 1940 Alemania la invade nuevamente, expulsa a todos los
ciudadanos franceses, persigue a los judíos y apunta a los jóvenes al ejército
nazi. En 1945, la ciudad es bombardeada por los aliados y vuelve a depender
finalmente de Francia.
El pintoresco casco histórico se caracteriza por sus casas medievales
y sus calles peatonales. Se divide en pequeños barrios que correspondían a los
diferentes oficios de la ciudad en la edad media, como son el barrio de los
pescadores, el de los curtidores y el de los mercaderes.
En nuestra opinión, esta ciudad tenía partes muy bonitas
con sus casas de entramados de madera de arquitectura alsaciana, pero en cambio
otras partes eran bastante normalitas. Lo que era muy bonito es que tenía cinco
mercadillos de navidad, aunque sólo pudimos ver 3, ya que el quinto estaba muy
lejos y el cuarto era un mercado cubierto que cerraba muy pronto. Para ir de
uno a otro, en la calle había carteles rojos que indicaban Marche de Noel, así
que era muy complicado perderse. El primer mercado está formado por casi 40
casetas llenas de productos típicos como tés, artesanías, embutidos, quesos,
incluso había un tarot¡ Aquí probamos por primera vez en el viaje las
salchichas de la zona, realmente exquisitas. Siguiendo las flechas llegamos a
la catedral, que tenía delante un mercadillo como el de los pueblos de los
viernes con ropa barata y demás. Continuamos y llegamos al segundo mercado,
mucho más pequeñito pero donde compramos los quesos "agradablemente"
olorosos que nos acompañaron todo el viaje de vuelta. Y así llegamos al tercer
mercado, que tenía canales y muchas casas típicas alsacianas alrededor y que
era bastante grande y lleno de casetas con artesanías.
Muchas de las casas de la zona tienen tejados con las
tejas de cerámica en estructura de cola de castor, formando escamas. Asimismo,
se ve la tintura de las mismas mediante diferentes medios de cocción, en tonos
verdes y ocres. Este tipo de teja es bastante similar a la que se usa en la
construcción de los grandes templos de China. En Colmar hay un ejemplo en una
casa muy bonita que también refleja a qué se dedicaban bastantes habitantes de
Colmar, ya que en los antiguos barrios, cerca de los canales, los artesanos
secaban las pieles en los áticos de sus casas durante los siglos XVII y XVIII.
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