Paris, ciudad del amor,
ciudad señorial a los pies del Sena, es sin duda alguna, una de las capitales más
bonitas de toda Europa. Es un placer recorrerla, visitar el Motrmatre, los
campos elíseos, subir a la Torre Eiffel, o, por ejemplo, visitar su enorme y
preciosa catedral. Mira más cosas que ver en Viaje Paris
Cada vez que he visitado
esta ciudad, he ido a verla ya que merece la pena ver la majestuosidad de este
edificio. En mi anterior visita, aunque era invierno, la temperatura era muy
buena, habían florecido las flores y la iglesia estaba impresionante. En
Navidad, ponen un árbol gigantesco de Navidad justo delante.
Es una de las catedrales francesas más antiguas
de estilo gótico que se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el
año 1345. Está dedicada a María, Madre
de Jesucristo (de ahí el nombre Notre-Dame, Nuestra Señora).
Ha sido escenario de muchos acontecimientos
especiales, desde la coronación de
Enrique VI de Inglaterra durante la Guerra de los 100 años en el siglo XV o la
de Napoleón en el siglo XIX. También fue el telón de las revueltas sociales en
1871, la beatificación de Juana de Arco, el final de las guerras mundiales o
incluso el escenario del romance titulado Nuestra señora de Paris de Víctor
Hugo donde habla de la historia de Quasimodo, que se enamora de una gitana de
nombre Esmeralda. La fachada destaca por sus estatuas, rosetones y decoración.
De las estatuas originales medievales sólo quedan fragmentos, ya que durante la
Revolución fueron destruidas creyendo que representaban reyes franceses.
Algo que nadie podía imaginar es que la catedral guarda grandes secretos de la alquimia.
Fulcanelli dedicó su vida a estudiarlo y así descubrió que a uno y otro lado
del pórtico se suceden dos series de doce medallones y doce figuras que
representan diversos elementos y fases de la operación alquímica. Asimismo,
aparecen caballeros protegiendo el atanor u horno para la cocción, cuervos que
son el símbolo de la putrefacción necesaria para separar entre lo puro y lo
impuro, un hombre con un atanor abierto y la piedra en la mano derecha, incluso
hay un anciano con gorro y capa tocándose la barba...
Tras visitar el interior donde lo más
espectacular es el rosetón del siglo XIII, subimos 387 escalones para llegar a
la parte superior de la iglesia, que está a 69 metros del suelo. Al llegar arriba, recorrimos la conocida galería
de las quimeras, a 46 m del suelo, nombre derivado de las estatuas que adornan
la balaustrada diseñadas por Viollet-le-Duc.
Una
de las quimeras más famosas es la estirga, con su actitud pensativa, que es idéntica a la que
salía en la película de Disney “El jorobado de Notre Damme”, a Laverne,
llamándose las otras dos gárgolas "Victor" y "Hugo" en
honor al autor Victor Hugo y su enorme apoyo a la catedral. En la torre Sur está
la famosa campana "Emmanuel" (s. XVII), con más de 13 toneladas, un
badajo de 500 kilos y un yugo de 1500 kilos. En el siglo XVIII, Luis XIV hizo
fundir la campana mayor que había sido instalada en 1400, y a la nueva la llamó
Emmanuel. Esta campana únicamente suena durante las fiestas religiosas en
Francia, tales como la Navidad, la Ascensión, Pascua o el día de Todos los
Santos. La torre Norte cuenta con cuatro campanas que se colocaron en 1856 para
reemplazar a las que fueron fundidas en 1791 para fabricar cañones.
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