Benarés, ahora
llamada Vanarasi, es una ciudad sagrada donde pudimos apreciar de primera mano
cómo es la verdadera India. Fue por donde entramos a este país en nuestro
recorrido de viaje india y no deja indiferente a nadie. Desde luego, es un país que
visitaría con guía tanto para que te guie en partes complicadas, como los
ghats, como para poder aprender toda la historia del país, que es super
intensa.
Todo era impresionante, el caos, la suciedad, el
tráfico...No sabías dónde mirar ni dónde hacer
fotos. Además comenzamos nuestra visita a la ciudad subiendo en un tuc-tuc, lo
que nos permitió apreciar más de cerca la realidad india. Por el camino vimos
los animales descansando en cualquier lado...Incluso pudimos ver una vaca
dentro de una tienda¡¡¡¡ Para ellos, las vacas son sagradas y usan su leche,
excrementos, orina, la piel al morir, pero nunca su carne. Aunque parece que
están abandonadas, todas ellas tienen su dueño. Llegan al punto de que existen
bastantes hospitales y residencias para las vacas. También observamos
encantadores de serpientes o cosas tan extrañas como trasportar una escalera,
mundo indio, no hay explicación...
Vanarasi es una de las ciudades más
antiguas del mundo y contemporánea de Babilonia y Nínive, data del siglo VII
a.C. También es llamada Benarés o Kashi (ciudad de la luz) y está situada en la
orilla oeste del Ganges o Ganga que representa a la diosa madre generosa que
purifica y limpia las cenizas y los cuerpos de las personas muertas e
incineradas. Esta ciudad eterna, donde la religión forma parte integral de la
vida diaria, ha atraído siempre a santos, poetas y peregrinos. Detrás de los
ghats se despliegan estrechas callejuelas, por las que sin guía es imposible
andar, bazares, gente mezclada con las vacas, sadhus vestidos de naranja que
dan ofrendas en los santuarios. Es la
ciudad sagrada del hinduismo, con un legado espiritual y religioso que se
remonta casi 3000 años atrás, siendo célebre como centro de enseñanza del
sánscrito y de la filosofía hinduista. Es la ciudad de Siva, el más importante
de los 12 lugares en los que el dios se enterró y luego se proyectó hacia el
cielo en un pilar de luz (jyotirlinga).
La leyenda del Ganges sostiene que el
celestial río Ganga fue traído a la tierra por el sabio Bhagiratha para rociar
con sus aguas sagradas las cenizas de sus ancestros, condenados por Visnú por
culpa de su maldad. El agua del río
aseguraría la salvación de sus almas. Cuando Ganga descendió, Siva rompió
su enorme fuerza enredándola en su pelo para salvar a la tierra de un diluvio.
En estas fotografías apreciamos más aspectos de la vida
diaria india, como las señoras vendiendo flores o frutas en la calle, los
diferentes medios de locomoción destacando las bicicletas o las motos con al
menos dos personas, el señor que nos llevaba en tuc-tuc viendóse en primera
persona lo que veíamos en nuestro paseo, los diferentes puestos de venta de
cualquier artículo que les parecería interesante estando desde en la calle o en
pequeños carromatos o, incluso, colocando los platos directamente en el
suelo... A cada paso que dábamos veíamos gente interesante… como los sanyasins que son hombres que han renunciado a la vida mundana y
están en un ashram para estudiar y meditar. Van vestidos de naranja, con pelos
y barba largas y trenzadas, y llevan pintadas rayas amarillas en su frente y un
cubo de agua en la mano. Viven de la limosna que piden con un “¡Ma, anna do!”
Hicimos un primer recorrido en barca por la noche, a pesar
de que el guía dijo que no se podía hacer por la crecida del rio por las
lluvias, lo que nos obligó a pagarles más para sobornar a la policía. Por la
noche lo más impresionante eran las cremaciones (costumbres ancestrales del
hinduismo), aunque no se veían como en Nepal...
Después del paseo fuimos a ver una ceremonia que hacen los
brahmanes cada día y que consiste en entonar mantras, mientras que suenan
campanas y se ofrendan por ejemplo lámparas de aceite o la luz. Esta ceremonia
se denomina Arati, el culto al crepúsculo, y comienza justo cuando se pone el
sol. Consiste en hacer ofrenda a los dioses de los cinco elementos: el agua del
continuo pasar del sagrado rio, una flor como símbolo de tierra, una lámpara
que simboliza el fuego, una cola de pavo en forma de abanico que simboliza el
aire y el quinto elemento de la tradición hindú, lo que lo envuelve todo, un
trozo de tela. Al ritmo de tambores, gongs y campanas, la ceremonia dura casi
una hora, aunque no la vimos entera. Cada
sacerdote además, hacía su propia interpretación de los símbolos, teniendo
algunos pequeños altares llenos de imágenes y flores. Estos sacerdotes son muy
importantes en todos los ghats, ya que son los que preparan los baños rituales,
untan de tilak (pasta de sándalo) la frente de los devotos, vigilan la ropa de
los que se bañan en el Ganges, e incluso hacen pequeñas ceremonias como las de
la noche durante el día. Después volvimos en tuc-tuc nuevamente al hotel.
Santificados por la omnipresencia de Shiva y del
sagrado Ganges, los cerca de 90 ghats que bordean el río definen la vida y la
identidad de Vanarasi. Los ghats son las orillas del río Ganges donde se
construyeron las cincuenta y dos escalinatas a lo largo del trecho de 8 km
entre los dos ríos, Varana al norte y Así al sur. Aunque Vanarasi cuenta con
más de 700 templos, ninguno es tan sagrado como el rio en sí. El Ganges se venera como una diosa
viviente, así que por ello a primera hora de la mañana es un hervidero de gente
acudiendo a bañarse a él, hacer ofrendas de flores, o simplemente meditar en
sus orillas. Mira mi tip recorrido ganges con todos detallados.
El baño santo en el Ganges constituye para sus
habitantes y para la multitud de peregrinos que acoge la ciudad, el rito más
importante del día, que se viene desarrollando desde la imposición del
brahmanismo, siglos IV-V adC. Es una baño purificador que, o bien unido con el
silencio o con rezos y plegarias, proporciona al que lo ejerce el perdón de los
pecados y la santificación para el resto del día. La inmersión en el Ganges
puede ser de cuerpo entero, de medio cuerpo o sólo los pies y echándose agua en
el cuerpo con la ayuda de un cacito especial que suele ser de metal. Los
creyentes aguardan en los ghats o escaleras hasta que despunta el día y el sol
empieza a iluminar por la orilla opuesta. Comienzan al mismo tiempo los
cánticos solemnes desde los numerosos santuarios de la orilla del río. Suele
ser motivo de alegría, y están felices de bañarse en el rio como se ve en las
fotos.
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