domingo, 22 de mayo de 2016

Visitando Benares, India

Benarés, ahora llamada Vanarasi, es una ciudad sagrada donde pudimos apreciar de primera mano cómo es la verdadera India. Fue por donde entramos a este país en nuestro recorrido de viaje india y no deja indiferente a nadie. Desde luego, es un país que visitaría con guía tanto para que te guie en partes complicadas, como los ghats, como para poder aprender toda la historia del país, que es super intensa.

Todo era impresionante, el caos, la suciedad, el tráfico...No sabías dónde mirar ni dónde hacer fotos. Además comenzamos nuestra visita a la ciudad subiendo en un tuc-tuc, lo que nos permitió apreciar más de cerca la realidad india. Por el camino vimos los animales descansando en cualquier lado...Incluso pudimos ver una vaca dentro de una tienda¡¡¡¡ Para ellos, las vacas son sagradas y usan su leche, excrementos, orina, la piel al morir, pero nunca su carne. Aunque parece que están abandonadas, todas ellas tienen su dueño. Llegan al punto de que existen bastantes hospitales y residencias para las vacas. También observamos encantadores de serpientes o cosas tan extrañas como trasportar una escalera, mundo indio, no hay explicación...







Vanarasi es una de las ciudades más antiguas del mundo y contemporánea de Babilonia y Nínive, data del siglo VII a.C. También es llamada Benarés o Kashi (ciudad de la luz) y está situada en la orilla oeste del Ganges o Ganga que representa a la diosa madre generosa que purifica y limpia las cenizas y los cuerpos de las personas muertas e incineradas. Esta ciudad eterna, donde la religión forma parte integral de la vida diaria, ha atraído siempre a santos, poetas y peregrinos. Detrás de los ghats se despliegan estrechas callejuelas, por las que sin guía es imposible andar, bazares, gente mezclada con las vacas, sadhus vestidos de naranja que dan ofrendas en los santuarios. Es la ciudad sagrada del hinduismo, con un legado espiritual y religioso que se remonta casi 3000 años atrás, siendo célebre como centro de enseñanza del sánscrito y de la filosofía hinduista. Es la ciudad de Siva, el más importante de los 12 lugares en los que el dios se enterró y luego se proyectó hacia el cielo en un pilar de luz (jyotirlinga).

La leyenda del Ganges sostiene que el celestial río Ganga fue traído a la tierra por el sabio Bhagiratha para rociar con sus aguas sagradas las cenizas de sus ancestros, condenados por Visnú por culpa de su maldad. El agua del río aseguraría la salvación de sus almas. Cuando Ganga descendió, Siva rompió su enorme fuerza enredándola en su pelo para salvar a la tierra de un diluvio.

En estas fotografías apreciamos más aspectos de la vida diaria india, como las señoras vendiendo flores o frutas en la calle, los diferentes medios de locomoción destacando las bicicletas o las motos con al menos dos personas, el señor que nos llevaba en tuc-tuc viendóse en primera persona lo que veíamos en nuestro paseo, los diferentes puestos de venta de cualquier artículo que les parecería interesante estando desde en la calle o en pequeños carromatos o, incluso, colocando los platos directamente en el suelo... A cada paso que dábamos veíamos gente interesante… como los sanyasins que son hombres que han renunciado a la vida mundana y están en un ashram para estudiar y meditar. Van vestidos de naranja, con pelos y barba largas y trenzadas, y llevan pintadas rayas amarillas en su frente y un cubo de agua en la mano. Viven de la limosna que piden con un “¡Ma, anna do!”





Hicimos un primer recorrido en barca por la noche, a pesar de que el guía dijo que no se podía hacer por la crecida del rio por las lluvias, lo que nos obligó a pagarles más para sobornar a la policía. Por la noche lo más impresionante eran las cremaciones (costumbres ancestrales del hinduismo), aunque no se veían como en Nepal...


Después del paseo fuimos a ver una ceremonia que hacen los brahmanes cada día y que consiste en entonar mantras, mientras que suenan campanas y se ofrendan por ejemplo lámparas de aceite o la luz. Esta ceremonia se denomina Arati, el culto al crepúsculo, y comienza justo cuando se pone el sol. Consiste en hacer ofrenda a los dioses de los cinco elementos: el agua del continuo pasar del sagrado rio, una flor como símbolo de tierra, una lámpara que simboliza el fuego, una cola de pavo en forma de abanico que simboliza el aire y el quinto elemento de la tradición hindú, lo que lo envuelve todo, un trozo de tela. Al ritmo de tambores, gongs y campanas, la ceremonia dura casi una hora, aunque no la vimos entera.  Cada sacerdote además, hacía su propia interpretación de los símbolos, teniendo algunos pequeños altares llenos de imágenes y flores. Estos sacerdotes son muy importantes en todos los ghats, ya que son los que preparan los baños rituales, untan de tilak (pasta de sándalo) la frente de los devotos, vigilan la ropa de los que se bañan en el Ganges, e incluso hacen pequeñas ceremonias como las de la noche durante el día. Después volvimos en tuc-tuc nuevamente al hotel.

Santificados por la omnipresencia de Shiva y del sagrado Ganges, los cerca de 90 ghats que bordean el río definen la vida y la identidad de Vanarasi. Los ghats son las orillas del río Ganges donde se construyeron las cincuenta y dos escalinatas a lo largo del trecho de 8 km entre los dos ríos, Varana al norte y Así al sur. Aunque Vanarasi cuenta con más de 700 templos, ninguno es tan sagrado como el rio en sí. El Ganges se venera como una diosa viviente, así que por ello a primera hora de la mañana es un hervidero de gente acudiendo a bañarse a él, hacer ofrendas de flores, o simplemente meditar en sus orillas. Mira mi tip recorrido ganges con todos detallados.



El baño santo en el Ganges constituye para sus habitantes y para la multitud de peregrinos que acoge la ciudad, el rito más importante del día, que se viene desarrollando desde la imposición del brahmanismo, siglos IV-V adC. Es una baño purificador que, o bien unido con el silencio o con rezos y plegarias, proporciona al que lo ejerce el perdón de los pecados y la santificación para el resto del día. La inmersión en el Ganges puede ser de cuerpo entero, de medio cuerpo o sólo los pies y echándose agua en el cuerpo con la ayuda de un cacito especial que suele ser de metal. Los creyentes aguardan en los ghats o escaleras hasta que despunta el día y el sol empieza a iluminar por la orilla opuesta. Comienzan al mismo tiempo los cánticos solemnes desde los numerosos santuarios de la orilla del río. Suele ser motivo de alegría, y están felices de bañarse en el rio como se ve en las fotos.


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