En Kyoto puedes ver uno de los templos budistas más impresionantes
del país, el templo Kiyomizu-dera
que está enclavado en medio de las colinas que rodean la ciudad. Mira más en mi
diario viaje japon.
Durante más de mil años, los peregrinos ascendían la
pendiente que conduce al templo, que hoy en día está llena de tiendas de suvenires.
Dichos peregrinos subían a orar ante la imagen de 11 cabezas de Kannon y beber
de su manantial sagrado Otowa-no-taki (kiyomizu significa agua pura). Pudimos
ver la imagen, aunque no permitían fotografías, pero no pudimos beber de los
chorros debido a la cantidad de gente que había esperado en la cola. Había
tres: sabiduría, longevidad y salud, pero sólo podía beberse de dos de los tres
para que se cumplieran los deseos. Si se bebe de los tres son varios años de
mala suerte.
El templo es del 778, aunque los edificios actuales fueron
construidos en 1633. El edificio
principal de Kiyomizu-dera destaca por su enorme baranda, sostenida por cientos
de pilares encajados sin clavos, que sobresale de la colina y ofrece
impresionantes vistas de la ciudad. Existe
una expresión popular, que dice: "saltar de la plataforma de
Kiyomizu" que se refiere a tomar una decisión que supone un cambio de vida
que se remonta a una tradición del Período Edo, que supone que, si uno
sobrevive al saltar desde esa plataforma, le será concedido un deseo. Hoy
en día está prohibido eso. 234 saltos se recuerdan en el período Edo, y de
ésos, 85.4% sobrevivieron. Impresionaba también ver la estructura de madera que
está hecha de cipreses japoneses que se van cambiando cada 20 años. Asimismo,
la corteza de los mismos se usa para el tejado. Forma parte del conjunto de
Monumentos históricos de la antigua Kyoto, Patrimonio de la humanidad por la
Unesco en 1994. Fue candidato a las nuevas siete maravillas del mundo.
Entramos por el Sai-mon o Puerta del este, un
bloque de 2 pisos pintados de vermellón y blanco que simbolizan la referencia a
sus raíces budistas chinas, cubierto por un techo de ciprés sostenido por ocho
columnas. Fue construido en 1607 en el estilo del período Momoyama. Justo a la
izquierda entrando está el Shoro o Torre de la campana que fue construido en
1596, aunque la campana fue fundida en 1478. Y al lado, se alza Sanju no to, la
pagoda de 3 pisos más alta de Japón.
Detrás de la pagoda, siguen una serie de
edificios menores, generalmente no abiertos al público, como el Kyodo, una
biblioteca Sutra que atesora textos budistas sagrados, el Kaisan-do (salón del
Fundador) que contiene figuras multicolores y el Todoroki-mon o puerta central,
con características similares a las puertas ya mencionadas. Un aporte japonés a
los templos importados de China es la inclusión de una fuente como elemento
purificador del visitante, y en el caso de Kiyomizu-dera toma la forma de un dragón
arrojando agua por la boca. También pudimos ver dentro la zona otro elemento
purificador como es el incienso.
En los templos budistas es típico ver las estatuas de jizo, guardián bosatsu, hechas
de piedra con vestimenta roja. Suelen tener formas de niños o mujeres
embarazadas para que el guardián les ayude en su tránsito al otro mundo.
Ya por último nos queda por describir
el edificio principal, el Hon-do,
que es una estructura de 58 m x 27 m, sobresaliendo sobre una quebrada y
soportado por 139 columnas de madera, que llegan a medir hasta 15 metros de
alto. Lo interesante es que estos pilotes se ubican sobre bases de piedra, es
decir sin cimentación propiamente dicha. Las columnas soportan un amplia
terraza que funcionaba como proscenio para danzas, y a ambos lados se
encuentran galerías techadas donde se solían ubicar las orquestas de monjes. El
interior del Hondo tiene dos santuarios. Uno externo o gejin, de piso de madera
y que goza de una visual excepcional, y otro interno o naijin, de piso de piedra
y prolífico en decoración interior. Ahi pudimos ver los dioses budistas a los
que adoran. El techo del salón es una enorme cobertura que llega a los 16 m y
sobresale sobre la terraza. Diferentemente a otros templos japoneses cuyos
techos se hallan recubiertos de tejas, en el Hon-do el techo es cubierto con
tablillas de ciprés. Es flanqueado por coberturas menores a los costados y una
que sobresale en la cara este, llamados mokoshi. Las
vistas desde ambas terrazas, tanto la del edificio principal como la del
edificio Okuno-in eran impresionantes.
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