jueves, 19 de mayo de 2016

Recorriendo Sibiu, Rumania

Para mí, una de las ciudades más bonitas que vi en mi recorrido por Rumania fue Sibiu (Viaje Rumania).

Es un importante centro económico y cultural, siendo entre 1692-1791 la capital del Principado de Transilvania. Posee el título de ciudad mártir. Fue fundada por colonos sajones en el siglo XII, que le dieron el nombre de Hermannstadt. En consecuencia, parte de su arquitectura es germánica, lo cual se notaba por algunas casas con balcones típicos alemanes, o las estructuras reticuladas de las fachadas que asemejaban casas como las que vimos en Austria (crucero danubio) que tenían inspiración alemana. En el siglo XIV, el poblado ya era un importante centro comercial en la región. En 1376 los artesanos se agruparon en 19 gremios diferentes. Sibiu se convirtió en la más importante de las siete ciudades con importante presencia alemana, que dieron a Transilvania el nombre de Siebenbürgen en idioma alemán (literalmente "siete ciudades"). Por otro lado, Sibiu se convirtió en la sede de la Universitas Saxorum, la Asamblea de Alemanes en Transilvania. En 2007 fue, junto con Luxemburgo, Capital europea de la cultura y en 2004 el casco antiguo de la ciudad ha entrado a formar parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.




Recorrimos la calle principal llena de tiendas y maravillosas casas, donde pudimos ampliar un poco la colección de iconos con algunos típicos rumanos, tanto los tradicionales dorados como los específicos del país que son los iconos pintados sobre vidrio.

Seguimos descubriendo la ciudad alta, que se ha desarrollado alrededor de tres plazas y de un grupo de calles a lo largo de la colina. Aquí se encuentran los puntos de interés ya que es la parte donde tenían lugar la mayoría de las actividades económicas de la ciudad. La más importante de las tres es la Plaza Grande, la plaza mayor de la ciudad. Esta ha sido el punto central de Sibiu a partir del siglo XVI. Con 142m de largo y 93m de ancho, es una de las plazas más grandes de Transilvania. En esta plaza hay muchos edificios importantes. El Palacio Brukenthal, uno de los más importantes de los monumentos barrocos de Rumania, se encuentra en la esquina noroeste de esta plaza. Su cuadro más representativo es el Hombre con turbante azul (1430-1433) de Jan van Eyck. El edificio fue construido entre los años 1777 y 1787 y sirvió como residencia principal del gobernador de Transilvania Samuel von Brukenthal. Aloja la principal parte del Museo Nacional Brukenthal, inaugurado en 1817. Lo visitamos por dentro al día siguiente y ese mismo día pudimos ver el minizoo y los tenderetes que instalaron por Pascua.  Justo al lado se encuentra la Casa Azul, una casa barroca del siglo XVIII,  que, en su fachada, lleva el viejo escudo de armas de Sibiu.
En el lado norte se encuentra la Iglesia Jesuita. También en el lado norte, a principios del siglo XX se hizo una construcción en estilo moderno que hoy en día es la sede del Ayuntamiento. Cerca de la Iglesia Jesuita, en el lado norte, se encuentra la Torre del Consejo, uno de los símbolos de la ciudad. Esta antigua fortaleza del siglo XIV ha sido reconstruida varias veces a lo largo de los años. El edificio colindante era utilizado para las reuniones del consejo de la ciudad; debajo existe un callejón de doble sentido que une la Plaza Grande con la Plaza Pequeña.
En los lados este y sur hay casas de dos y tres plantas, con altos áticos y ventanas pequeñas, conocidas como los ojos de la ciudad, con la parte de arriba hacia delante y con la ventanita formando la pupila. La mayoría de estas casas datan de los siglos XVII y XIX, en su mayoría son de estilo barroco.


La siguiente plaza que vimos fue la Plaza pequeña que es bastante más larga que ancha. Su lado noroeste tiene una forma curvada, mientras que la Plaza Grande es casi rectangular. Por lo tanto, la Piaţă Mică desempeña un papel menor en la vida actual de la ciudad.
La plaza está conectada a otras dos plazas y a otras calles por medio de callejones pequeños y estrechos. El acceso principal a la parte baja de la ciudad es por medio de la calle Ocnei, la cual divide la plaza en dos. La calle pasa bajo el Puente del Mentiroso en alemán (Lügenbrücke), el primer puente de hierro forjado en el actual territorio de Rumania (1859). Fue construido en Laubach, en la tierra de Hessa y montado en Sibiu. Tiene 5 m longitud y 1,6 m altura, y la apertura del puente es de 10,5 m. Sobre él hay varias leyendas. Este puente tiene, por otro lado, importancia arquitectónica, porque fue construido por primera vez en 1771, de madera, pero fue reconstruido en 1859, esta vez con hierro forjado, siendo el primer puente de hierro de todo de lo que años después será Rumania (entonces aún Transilvania era parte de Hungría). Según nos dijo el guía, se decía que si decías una mentira mientras que cruzabas el puente, éste se derrumbaba. También se decía que desde él se arrojaba a los clientes que se sentían engañados. Otra leyenda más bonita es que era el lugar de paso de muchas parejas jóvenes al estar cerca la academia militar y sobre él se hacían muchas promesas que casi siempre eran mentira. Sea cual sea el origen de su nombre, hoy día se tiene la costumbre de pasar por el puente y decir, como en un cuento húngaro, algo que deseemos pero al revés: "no quiero ganar la lotería”...


A la derecha del puente se encuentra otro símbolo de la ciudad, La Casa de las Artes, un edificio con muchas arcadas y que perteneció antiguamente al gremio de los carniceros. En el lado izquierdo del puente se encuentra la Casa Luxemburgo, un edificio barroco de cuatro niveles, antigua sede del gremio de los orfebres. En la misma plaza se encuentra la antigua sede de los farmacéuticos.
La tercera plaza es la Plaza Huet, donde se encuentra la catedral luterana evangélica. La iglesia fue construida en el siglo XIV sobre las ruinas de una antigua iglesia romana del siglo XII. Lo más representativo del edificio es la torre de siete pisos, de 73 metros de altura, la más alta de Transilvania, y las cuatro torres de las esquinas. Por 300 años, la iglesia fue el lugar de entierro de importantes alcaldes y altas personalidades de la ciudad. En 1796 se prohibieron los entierros a excepción de en 1803 cuando el barón Samuel von Brukenthal fue enterrado aquí cerca del púlpito. La catedral por dentro era bastante rara. Lo primero es que mientras que hay rito no puedes entrar. Lo segundo es lo austera que es, que choca con la iglesia católica que vimos en la plaza grande llena de estatuas o ángeles e incluso con la ortodoxa. Dentro sólo había bancos, muros desnudos, y un altar construido íntegramente en madera pero altamente tallado, de forma que hasta parecía que era nácar. En una pared pudimos observar un panel con números donde indicaban los puntos de la biblia que se iban a leer para que pudieran seguirlo todos los fieles. Tiene un órgano barroco hecho por un eslovaco en 1671 que remplazó al primero comprado en 1585. Como curiosidades, destaca la lápida de un hijo natural del Príncipe Drácula.
Y para terminar la visita a la ciudad, fuimos hacia la iglesia ortodoxa de Sibiu, que era muy bonita y estaba abarrotada de fieles oyendo misa. Por el camino fuimos viendo algunas características que reflejaban el aspecto medieval de la ciudad y que recordaba a la zona de Malastrana de Praga (Viaje Praga).


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