En el norte de
India, cerca de Benarés, hay una pequeña región llamada Khajuraho, que fue uno de los puntos más impresionantes de todo el
viaje (viaje india). El nombre proviene de khajura (palmera datilera) que abunda en esta
zona. De acuerdo con la leyenda, las puertas de la antigua ciudad de Khajuraho
se hallaban decoradas de dos árboles khajura dorados. Esta ciudad es conocida por poseer un magnífico grupo de templos que se
pueden observar desde el avión y que han sido declarados Patrimonio de la
Humanidad por la Unesco desde 1986. Se construyeron entre los siglos IX y X
por la dinastía Chandela que es la que dominaba el centro de la India. Los 25 templos de Khajuraho son un
exponente del estilo nagara (indoario) y del sobresaliente florecimiento que
experimentó el arte bajo el generoso mecenazgo de los poderos gobernantes
chandela, que convirtieron la ciudad en su capital en los tiempos de paz.
El remoto emplazamiento de los templos los salvó de los saqueos musulmanes,
pero también propició que quedaran abandonados tras la caída de los chandela en
el siglo XIII. Ocultos en un espeso bosque durante 700 años, fueron
descubiertos en 1838 por el capitán T.S.Burt del cuerpo de ingenieros de
Bengala. Están dedicados a Vishnum Shiva, Parvati, Adinatha (el primer
tirthankara jainista) y fueron construidos durante los reinados de Yasovarman,
Kirtivarman, Dhangadeva, Salaksshanvarman, Vidyadhara, Harshadeva...Se cree que
el conjunto constaba de 85 templos.
Pudimos ver templos por dentro (que por cierto olía fatal,
a pis de murciélago), aunque lo que de verdad merecen la pena son por fuera. Los templos están situados sobre
plataformas elevadas, de una anchura considerable, pensadas para facilitar el
paseo ritual alrededor del templo que deben realizar los fieles antes de entrar
a rezar. Las torres de los templos se elevan sobre estas plataformas, dando una
sensación de verticalidad si se observan desde lejos. Están orientados según
los puntos cardinales, estando la entrada en dirección Este. De todos los
templos destaca el Kandariya Mahadev, otro en el que entramos, y que es el
máximo representante del arte y arquitectura de templos con torre del norte del
país. Destaca por sus majestuosas dimensiones, su compleja y armoniosa
composición y exquisita ornamentación escultórica teniendo cientos de
esculturas esculpidas en su estructura como divinidades, dikpalas (guardianes
de las direcciones cardinales), apsaras (bailarinas celestiales), surasundaris
(guapas celestiales), vidyadharas (angeles), gandharvas (músicos celestiales),
ganas (querubines), y maithunas (parejas amorosas) que se mezclan con diseños
florales o geométricos o animales y bestias míticas. Hay, asimismo, frisos
donde se narra la vida cortesana, música y bailes, batallas, desfiles,
rituales, ceremonias, parejas amorosas o en reposo...Las esculturas eróticas
que han dado tanta fama a los templos únicamente representan una décima parte.
El guía nos explicó que se suelen hacer 4 cúpulas grandes ya que cada una de ellas
representa los 25 años de una persona. Así, según alguien cumple años, cada
vez se va haciendo más sabio y va ascendiendo hacia el nirvana. La aguja
principal de aristas curvas (shikhara) tiene 30m y está rematada por la amalaka
que es una pieza circular con ribeteado y su remate (kalasha), mientras que las
otras 84 más pequeñas van ganando altura hacia ésta, de forma que imita el
perfil del monte Kailasa, morada de Shiva. Por otro lado también podemos
apreciar cómo sólo hay figuras talladas en la parte baja de los templos, que es
la que representa la tierra, mientras que en la parte alta hay figuras
geométricas que representan el cielo.
Como el resto de templos, está bellamente tallado. Para
entrar en el interior se hace a través de un porche de entrada (Adrha Mandapa),
que además tiene un exquisito makara torana (Arco ceremonial) flanqueado por
dos cabezas de cocodrilo y recubierto de tracerías florales. Tras la puerta, se
recorre el mandapa que es un corredor cubierto con pilares que comunica con el
interior, donde se puede ver el gabhagriba (sanctsanctórum) que es oscuro y que
simboliza el útero y alberga un linga, símbolo fálico y principal objeto de
devoción en todos los templos de Siva y que podemos ver en la fotografía de la
página de la derecha.
Se usó para su
construcción piedra arenisca de Kaimur que era muy receptiva al cincelado y
permitía a los escultores realizar detalles minuciosos como veremos en la
página siguiente, como pliegues en la ropa, trenzas de pelo, uñas. Las imágenes se hacen en función del ideal hindú de
belleza que se reflejan en los shilpashastras (tratados sobre arte): el rostro
tiene que ser redondo como un huevo de gallina, la frente se compara con un
arco, los ojos suelen ser largos con forma de pez, las cejas con la forma de
las hojas del árbol de nim, el mentón como el hueso del mango, las manos y pies
como flores de loto, el ombligo hundido, el talle de avispa y los pechos y
caderas redondos. Se ven apsaras y surasundaris representadas como mujeres
jóvenes y voluptuosas con elegancia encantadora que están cinceladas con
diferentes expresiones y bastantes veces con la postura tribhanga (se dobla una
pierna y el cuerpo se halla levemente torcido en las caderas) que da sensación
de equilibrio en la postura y la energía activa. Así, por ejemplo, las podemos ver mirándose en un espejo, pintándose el
pie o la raya del ojo con khol, poniéndose ajorcas en el pie en forma de
cascabeles, con minifalda y bolso...es admirable el gran trabajo que tiene
cada escultura, ya que, aunque se repiten, ninguna es igual.
Tambien hay figuras
eróticas, que han hecho famosos los templos. Según la explicación del guía,
la mayoría de la población no sabía leer, por lo que la sabiduría había que
reflejarla en los templos, que eran los
libros de la época. Así, cuando una pareja se casaba, iba al templo donde
el sacerdote les instruía. Otras teorías afirman que estas figuras son
representación del Kama Sutra (inventado en la India y que deriva de Kama-sexo
y sutra-cama) o incluso ritos tántricos que dan significado ceremonial al
comercio sexual. En la cuarta fila, dioses y divinidades veneradas en el
hinduismo. En general, las figuras grandes son los protagonistas y las pequeñas
los sirvientes.
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