jueves, 19 de mayo de 2016

Recorriendo el Centro Histórico de Lima

Lima es la capital de Perú, para muchos la ciudad olvidada, ya que hacen escala en ella únicamente para ir a otras regiones del Perú, pero no se paran un par de días a descubrirla. Claramente, no tiene el atractivo de otras regiones, pero su Centro Histórico es digno de ver en una pequeña escapada. Mira más detalles en Visita Lima
La primera parada obligatoria es ir a la Plaza de Armas, que es el punto neurálgico de la ciudad y uno de los más vistosos. Está en el centro histórico de la capital y tiene grandes edificios en su alrededor como la Catedral o el palacio arzobispal. El rey Carlos I dicto que a partir de la plaza de armas se fuera dividiendo la ciudad en cuadriculas, de ahí el carácter reticular del centro histórico. En esta plaza se han ido sucediendo diversos acontecimientos importantes siendo el más relevante la Independencia de Perú que fue proclamada en 1821 por José de San Martin.

En la plaza puedes ver la Casa del Oidor con una balconada de madera muy característica de los edificios peruanos del casco histórico que son de la época del virreinato. Se hizo un programa para restaurar los balcones del casco histórico y se han recuperado 75, aunque aún quedan 200 por restaurar. Estos son de los más bonitos sin duda. Fue construida en el siglo XVII y se considera la casa más antigua de la ciudad, realizada como sede administrativa de los funcionarios de la corona. En él vivía el oidor, que era el enviado de los reyes de España para asesor a los Virreyes, y desde los balcones de podían asomar las señoras para ver la plaza sin ser vistas.

El Palacio o Casa del Gobierno es la sede del poder ejecutivo peruano y la residencia oficial del Presidente. La fachada es de estilo neobarroco con inspiración francesa. Se empezó a construir por Pizarro en el 1536, siendo sede de los virreyes del Perú. El edificio actual es del 1938.

También podemos ver el Palacio Arzobispal, al que puedes entrar ya que es un bonito museo por dentro. Hice una pequeña visita guiada en otro de mis viajes y me enseñaron algunas de las reliquias que tienen, provenientes de la época del virreinato y de la colonial, y me enseñaron las principales salas destacando la capilla de su interior con un altar barroco. Aquí era donde vivía el arzobispo de Lima y la sede administrativa de la Arquidiócesis de Lima.  Como otros edificios de la plaza, tiene estilo neocolonial y barroco. Destaca en su fachada los balcones de estilo neobarroco tallados en madera de cedro.

Aunque de todas formas, lo más llamativo de la plaza es sin duda su catedral, que he visitado en infinidad de veces ya que es muy bonita tanto por dentro como por fuera. Si tienes la ocasión de verla iluminada de noche, merece la pena. La Catedral de Lima muestra varios estilos, desde el gótico tardío, el renacentista hasta el barroco y plateresco, por la fecha del inicio de la construcción, el estilo arquitectónico es renacentista. Posee una planta de salón rectangular, emulando a la catedral de Sevilla. El techo está sostenido por bóvedas góticas de crucería que recrean un cielo estrellado, las cuales están hechas de madera y estuco para aliviar el peso sobre las paredes y evitar su colapso en caso de sismo. Originalmente sus altares eran de estilo barroco, siendo sustituidos algunos de ellos por altares neoclásicos. La Catedral es en sí una perfecta síntesis de los estilos arquitectónicos que se desarrollaron en la ciudad de Lima desde sus orígenes hasta el día de hoy. Desde el 1991 está incluida en el Patrimonio cultural de la Humanidad.

Dentro de la catedral, hay que recorrer cada una de las capillas laterales con clama, ya que en todas hay algo que destaca y merece la pena ver. Para mi destaca la capilla de Pizarro, donde puedes ver su cripta, que contiene un sarcófago y un pequeño cofre que contiene tierra de su ciudad natal. Trujillo.






Justo al lado de la plaza, a dos minutos andando, te encuentras el Convento de los franciscanos, que merece la visita por sus catacumbas, que impresionan ya que ves huesos y huesos de cadáveres, calaveras, por doquier, ya que el convento fue un antiguo cementerio en tiempos coloniales. Estuvo funcionando hasta el 1810 y albergara a cerca de 25.000 personas. 

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