Toda persona que visite Roma debe ir al Vaticano y ver sus Museos. Es una gran excursión y muy interesante de ver, aunque no te gusten mucho los museos, ya que no sólo hay cuadros, sino que también puedes ver hermosos techos, estatuas, y sobre todo, frescos. Mira mas detalle de Roma y el vaticano en mi Diario Viaje Roma
Los Museos Vaticanos son las galerías y demás estancias de valor artístico
propiedad de la Iglesia y accesibles al público en la Ciudad del vaticano. El
origen fue a partir de las obras de arte que tenia de forma privada el cardenal
Giuliano della Rovere, que fue escogido Papa en 1503, Julio II, y que trasladó
su colección a este edificio donde se fueron añadiendo poco a poco esculturas,
nuevos edificios, pasadizos que unían unos con otros, hasta tener la forma
actual. Las grandes familias italianas poco a poco fueron cediendo colecciones,
ya que solían tener entre sus miembros a cardenales que llegaban al
pontificado. Asimismo, se enriqueció la colección con lo que se iba encontrando
en las catacumbas, las obras de las Basílicas y las excavaciones que se hacían
en la ciudad de Roma. En el patio de entrada hay una gran esfera de bronce de
1990 hecho por Pomodoro. En la visita vas pasando por el Museo Egipcio con
objetos de Egipto, Roma y de Villa Adriana de Tivoli. De esta parte destacan
las urnas bellamente decoradas, la dama de los testículos, la única estatua con
ojos de cristal del museo y los suelos y techos decoradisimos.
A continuación pasas por
la Galería de los tapices que son principalmente flamencos de la época del Papa
Clemente VII, como el de Los hechos de los apóstoles. El techo es en 2D, pero
parece en relieve.
Luego pasas por la Galería
de los Mapas con un techo exquisito y que tiene cuarenta mapas pintados al
fresco en los muros reflejando el mundo en el siglo XVI.
Como a casi todo el mundo,
lo que más nos gustó es lo que venía a continuación. Son las salas de Rafael, que en mi gusto es más
impresionante que la Capilla Sixtina. Estas salas están enteras pintadas con
frescos espectaculares y súper detallados del siglo XVI. El Papa Julio II quiso
que se rasparan los frescos que había de Perugino y que se decorasen cuatro
estancias: sala Constantino, Sala de Heliodoro, Sala de la signatura y la Sala
del Incendio del Borgo. En cada sala había un hilo conductor. De esta forma, en
la sala de Constantino, para ceremonias oficiales, que fue la última en
pintarse, incluso acabándose tras la muerte de Rafael por sus discípulos, hay
cuatro frescos principales sobre el triunfo del Cristianismo sobre el paganismo
con escenas de la vida de Constantino, el primer emperador romano convertido al
Cristianismo. Los frescos son la “Visión de la cruz” que describe la historia
legendaria de una gran cruz que se apareció a Constantino al tiempo que
marchaba para enfrentarse a su rival, Majencio. La “Batalla del puente Milvio”
que narra la victoria de Constantino sobre Majencio. “La donación de Constantino”
inspirada en los famosos documentos falsificados que garantizaban a los Papas
su soberanía sobre sus dominios temporales. “Bautismo de Cosntantino2 que muestra
al emperador en su lecho de muerte.
En la siguiente sala, la
de Heliodoro, que era destinada a audiencias privadas del papa, el tema
escogido es el poder protector del papado. Se escogieron escenas que
representaran la protección de Dios a su iglesia como Julio II luchando con sus
tropas pontificas haciendo que ganaran la Liga Santa, o la “Expulsión de
Heliodoro del Templo”.
La Sala de la Signatura
albergaba la biblioteca del Papa y representa el orden en la Humanidad por
medio de la sabiduría mundana y espiritual. Por ejemplo esta “La escuela de
Atenas” que representa la Filosofía con una escena de una sesión entre
filósofos clásicos como Platón y Aristóteles que debaten por la verdad.
La última sala, Sala
Incendio del Bordo, era para las reuniones del más alto tribunal de la santa
Sede. El fresco más famoso es “El incendio del Borgo” que representa un milagro
de 847, a tribuido al Papa León IV en el que se había declarado un incendio en
la ciudad y donde el Papa lo sofocó haciendo la señal de la cruz desde una ventana
del Vaticano.
Por último vas a la capilla Sixtina, donde no dejan hacer
fotografías y que debe su nombre a que la encargó el Papa Sixto IV en el siglo
XV. Sus frescos han sido pintados por Rafael, Botticelli y Miguel Ángel entre
otros, siendo este último quien pintó la bóveda y el Juicio Final. Para ello,
tapó pinturas de Perugino y otros artistas que reflejaban historias de Moisés y
de Jesús. El Juicio Final en su época causó revuelo ya que aparecen muchos
desnudos, siendo uno de los que más protestaron Biaggio de Cesana que hizo
tapar las partes impúdicas, de forma que Miguel Ángel pintó abajo a Minos,
desnudo con orejas de burro y con los rasgos faciales de Biaggio. Hoy en día,
la sala es dónde se reúne el conclave cuando tienen que elegir un nuevo Papa,
como se ve en la película de Ángeles y Demonios.
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