domingo, 28 de agosto de 2016

Viendo el Hipodromo de Estambul

Estambul fue una ciudad que nos encantó por el choque de culturas que coexistían y donde alargamos un par de días más la visita para conocerla en profundidad (crucero atenas-creta-rodas-estambul-egipto y 4dias por estambul). Ha sido capital de los dos imperios más poderosos del mundo, el Bizantino y el otomano, lo que la convierte en un museo ya que a cada paso que das ves vestigios de las diferentes culturas. La entrada por mar es muy bonita ya que empiezas a ver colinas llenas de edificios, salpicados de vez en cuando por mezquitas y pequeños palacios. Una vez en tierra, observas que hay vendedores de alfombras por todos lados, las cucarachas (como llamaba la guía a las mujeres vestidas totalmente de negro), bares de kebab, etc.


Nuestra primera excursión fue para ver el centro de la ciudad. De esa forma comenzamos por el Hipódromo, que en el pasado fue el centro neurálgico de Constantinopla y que ahora es un parque público. Aquí estaba el antiguo estadio con capacidad para cien mil personas, que hoy en día ha desaparecido, aunque la calle que rodea la plaza sigue el trazado de las pistas de las carreras de cuadrigas, de ahí el nombre de la plaza. El estadio tenía cuatro caballos de bronce que fueron saqueados en el 1204 y ahora están en lo alto de la basílica de San Marcos en Venecia, Italia. En la plaza quedan tres monolitos. El Dikilitas (obelisco del faraón Tutmes III del siglo XV AC traído de Luxor) que ensalza las victorias del faraón en el Éufrates y se apoya en una base en la que aparece el sucesor de Constantino viendo una carrera desde el placo real. 

Cerca está la Yilahn Sutun o Columna Serpentina, que fue traída del Templo de Apolo de Delfos y fue creada como ofrenda de las 31 ciudades que derrotaron a los persas en la segunda Guerra Medica y se hizo con los escudos que se capturaron como botín.



El ultimo monumento es la Columna de Constantino VII u Ormetas que había sido recubierto de bronce donde se inscribieron las hazañas de su abuelo, pero que fue desapareciendo pro robos. Llego a usarse para la escalada por los jenifaros reclutados por los otomanos.

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