domingo, 17 de enero de 2016

Experiencia única en Dinant (Bélgica): Visita a la Ciudadelle

Una de las experiencias más chulas de nuestro viaje a Bélgica, aparte de hacer segway en Brujas (segway) o quad en Durbuy (quad), fue sin duda alguna visitar la ciudadelle de Dinant, pequeño pueblo enclavado en medio de la montaña y atravesado por el Mosa. Para más detalles puedes ver mi Diario (Viaje a Bélgica y Holanda)




Para subir puedes hacerlo por escaleras (408) o por teleférico, que es la versión menos deportista. Aquí se emplazó al principio un castillo creado por el príncipe obispo Theoudin en 1040. En 1466 Carlos el Temerario devasto la ciudad y el castillo que volvió a ser construido en 1523, haciéndose entonces la escalera. En el siglo XVII el rey de Francia ocupo la ciudad. 300 años más tarde, los holandeses lo destruyen y construyen la fortaleza. En 1868 la fortaleza quedó desmilitarizada y se abrió al público. En el interior nos costó un poco enterarnos del recorrido, ya que la visita guiada había salido y no estaba muy bien indicado, pero entrando por todos lados terminando dando con unos españoles que nos dijeron que íbamos en sentido contrario y nos indicaron por dónde entrar. Hay unos números para seguirlo, pero si no haces la ruta guiada, algunos puntos los cierran y no puedes seguirlos tal cual…Debes visitar al menos el patio central, donde hay dos cañones de 1820 y 1830. Luego tienen una zona con bayonetas, escopetas, uniformes militares, incluso el primer uniforme que llevaron las chicas, granadas, trozos de armadura con golpes de bala, etc. Otra zona es la de los calabozos con unos maniquíes un poco macabros descansando en las camas…




En la última parte, pasamos por escenificaciones de la vida cotidiana, las cocinas, las fraguas, y tras eso llegamos al punto fuerte de la fortaleza donde te espera un maniquí sentado delante de su mesa pensando en la siguiente estrategia de la guerra. Acto seguido, te adentras en las trincheras, donde está todo oscuro con un cielo estrellado encima de tu cabeza y vas atravesando un pequeño pasillo con sacos apilados a ambos lados y alambre de espino mientras que oyes sin cesar gritos y el sonido continuo de las ametralladoras. Es súper realista y muy original.






Tras eso bajamos unas empinadísimas escaleras y nos metimos en un bunker hundido donde es imposible mantenerse vertical sin agarrarse a algo. Te vas yendo hacia los lados, no puedes mantenerte recto, no sabes dónde estas pisando…Incluso hay unas pequeñas escaleras para bajar al nivel de abajo que te parece que estas bajando el Everest porque se te hacen interminables y son como 5 escalones¡¡ Pensaba que me iba a caer al suelo más de una vez.





Consejo final: Si tienes días en Bélgica, es un destino poco turístico, con lo que no lo vas a ver masificado, pero que merece mucho la pena. Eso sí, lo ideal es que alquiles un coche para poder desplazarte más fácil ya que no creo que haya mucho transporte hasta este pueblo.  


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