miércoles, 5 de julio de 2017

Recorriendo Viena

En nuestro crucero por el Danubio una de las apradas era Viena, ciudad de europa central situada a orillas del Danubio, en el valle de los Bosques de Viena, al pie de las primeras estribaciones de los Alpes. Capital de Austria, así como uno de sus nueve Estados federados (Bundesland Wien). Está rodeada por el Estado federado de Baja Austria. Viena es la mayor ciudad, centro cultural y político de Austria. El área metropolitana cuenta con 2,4 millones de habitantes, población similar a la de la ciudad en 1914. El idioma oficial es el alemán.


 


La ciudad tiene una larga historia, ya que es una de las más antiguas capitales de Europa, por lo que cuenta con un importante patrimonio artístico. Durante el siglo XIX fue una de las grandes capitales musicales del Mundo y a principios del siglo XX meca de la filosofía y el debate político de Occidente, así como uno de los principales centros culturales mundiales.
Nada más salir del embarcadero ya pudimos ver algunos impresionantes edificios de Viena. Además, pudimos ver el Prater, que es una especie de parque de atracciones con una gran noria con esplendidas vistas de la ciudad 




y de ahí nos encaminamos al Ringstrasse que es una calle circular que rodea el centro de la ciudad y que es de las más bonitas de toda Viena. Esta avenida tiene a ambos lados muy significativas obras arquitectónicas, por lo que es considerada uno de los grandes atractivos de la capital austriaca. Está llena de palacios, hoteles, opera, universidad, parlamento, la bolsa, embajadas importantes... se erigieron numerosos edificios tanto públicos como privados. La nobleza y la alta burguesía se apresuraron a construir palacios grandiosos, que dieron su nombre al estilo Ringstraßenstil de la monarquía danubiana. La mayoría de los edificios se construyeron antes de 1870. Los más notables son la Neue Hofoper (ahora  Staatsoper), de estilo neorenancentista (obra de August sicard von sicardsburg y Eduard van der Nüll), el Parlamento, de estilo neoático (en homenaje a la antigua democracia atenienese), el Palais Epstein (de Theophil von Hansen), el Ayuntamiento, de estilo gótico flamenco (diseñado por Friedrich von Schmidt), el Burgtheater (de Karl von Hasenauer y Gottfried semper) y la nueva Universidad diseñada por Heinrich von Ferstel), erigida con ocasión de la supervivencia del Emperador Francisco Jose I a un atentado en 1853.








Después fuimos a la catedral de San Esteban que es la iglesia principal de la archidiócesis de Viena y la sede de su arzobispo. Está situada en Stephansplatz, en pleno centro de la capital austríaca. La obra fue iniciada por Rodolfo IV de Austria y se levanta sobre las ruinas de dos iglesias anteriores, siendo la primera de ellas una parroquia consagrada en 1147. El edificio experimentó varias reformas y ampliaciones a lo largo de su historia, siguiendo distintos estilos artísticos. Es el símbolo religioso más importante de Viena y ha sido testigo de multitud de eventos de la historia de Austria. En el exterior del edificio se pueden observar el tejado, característico por sus colores y las gárgolas, colocadas en el exterior del templo cumplían la función de espantar a los malos espíritus: con el mismo fin se utilizó material proveniente de Roma en la construcción del templo, pues se creía que las piedras paganas santificadas les quitaban el poder. La catedral guarda también algunas relaciones aritméticas: mide 35,52 m (111 pies) de anchura, y su longitud es tres veces 111. La altura de la torre sur es de 142,08 m (444 pies, o cuatro veces 111), y hay 343 peldaños (siete por siete por siete) hasta la cámara de la torre sur.




Para su reconstrucción se emplearon 605 toneladas de acero provenientes de Pastorna (Chequia), sustituyendo los tres mil troncos de la cubierta gótica destruida en el incendio de 1945. Estos 3.000 troncos equivaldrían a un bosque de 1,5km2. El tejado actual se compone de 230.000 tejas esmaltadas de varios colores, con un peso unitario de 2,5 kg. Una fila con todas las tejas de la cubierta mediría 51 km. Dos clavos de cobre incrustados en argamasa las sujetan a los cabríos. Las tejas se colocaron formando un dibujo de diez colores en zigzag, interrumpido por una franja de rombos. Al sur del tejado del Coro Albertino se observan el escudo del Imperio austriaco, fechado en 1831, y el monograma F I     ( Francisco I). Al norte figuran los escudos de la ciudad de Viena y de la Segunda República, fechados en 1950.
Después recorrimos las principales calles comerciales de Viena, pasando por la calle Graben que tiene una de las esculturas más emblemáticas e importantes de toda la ciudad. Se trata del Pestsäule y tiene su historia. Resulta que en 1969 Viena estaba siendo azotada por una peste que estaba matando a toda la gente y mientras el emperador escapaba de la enfermedad prometió que construiría una columna de misericordia si la epidemia llegaba a su fin. Cuando finalmente la enfermedad dejó Viena, una columna de madera y de carácter provisional fue inaugurada. Tenía la Santísima trinidad y era de estilo corintio y tenía también un ángel esculpido. Tiempo después, en 1683, se le encomendó el trabajo de hacer la columna definitiva y de mármol a Matthias Rauchmiller y a su muerte el proyecto pasó de mano en mano hasta caer en las de Paul Strudel. La obra final no dejó fuera casi nada de la columna de madera pero agregó una pirámide, nubes con ángeles y la figura de rodillas del emperador orando. Fue inaugurada en 1693 y allí está todavía.




A continuación fuimos a la calle Kohlmarkt que es uno de las mejores calles comerciales de Viena que ofrece una vista fabulosa de Hofburg y es de gran importancia histórica. Ya en la época romana fue la vía de acceso a Castrum vindobona.  Más tarde numerosos sastres que prestaban sus servicios en la corte imperial tenían sus talleres en las casas que bordeaban a Kohlmarkt, que también era la zona preferida por científicos y artistas como Mozart, Chopin, Haydn o Metastasio. Sin embargo en el siglo XIX la ciudad cambio, y la zona fue convirtiéndose en la más elitista de toda la ciudad, llenándose en la actualidad de todas las firmas de lujo y terminando la calle en la fabulosa cúpula de cobre de color verde del Michaelertor, que es la entrada al palacio imperial del Hofburg.







Después de deslumbrar de lejos el palacio os encaminamos a él. El Palacio Imperial de Hofburg es el castillo más grande de la ciudad de Viena. Fue la residencia de la mayor parte de la realeza de la historia Austriaca, especialmente de la dinastía de los Habsburgo (durante más de 600 años), y de los emperadores de Austria y de austria-hungria. Es actualmente la residencia del presidente de la Republica austriaca. El Hofburg, es conocido, asimismo, como residencia de invierno, dado que el lugar de veraneo preferido por la familia imperial es el Palacio de Schönbrunn. El palacio alberga el museo de Sissi y los salones imperiales. El palacio cuenta con 2.600 estancias, repartidas en 18 alas.





Justo al lado pudimos ver la plaza de José II con la figura ecuestre del emperador. Aquí se entrenaban caballos hasta que apareció la escuela de equitación. En esa misma plaza visitamos la Iglesia de los agustinos que es una iglesia gótica construida por Dietrich Lathner en 1349 y donde se casó Maria Teresa con Francisco de Lorena en 1736 y el emperador Francisco José con Elisabeth en 1854. En una nave lateral se puede ver la tumba de Maria Cristina. En la cripta se guardan los corazones de los Hanbsburgo.




La Plaza de los Héroes o Heldenplatz ha sido escenario de muchos hechos históricos, siendo la más notoria el anuncio de Hitler sobre la anexión de Austria al Tercer Imperio de 1938. La Plaza de los Héroes está contigua y formando parte del complejo del Palacio imperial Hofburg y fue construida bajo el reinado del Emperador Francisco José, como parte de lo que llegaría a ser el Kaiserforum (foro imperial), el cual, sin embargo, nunca fue completado. En el noreste, limita con el ala de Leopoldo del Hofburg, en el sudeste por el Neue Hofburg (Nueva Ciudad Imperial), y en el sudoeste con la Ringstrase, de la cual está separada por el Äußeres Burgtor (Puerta exterior del palacio). La parte noroccidental, donde no hay edificios, ofrece una vista de la Ringstraße con el Parlamento, el ayuntamiento y el Teatro imperial. En la plaza se alzan dos estatuas ecuestres representando al príncipe Eugenio de Saboya y el archiduque Carlos de Austria, quienes son recordados como grandes jefes militares.




Por la tarde nos fuimos a ver el  palacio de Schönbrunn. El emperador Matias II residió a partir de 1612 en el castillo que su hermano Rodolfo II mandó reconstruir en 1605, tras una incursión húngara. Durante una cacería, Matías II descubrió en los bosques una hermosa fuente (Schöner Brunnen) que acabó dando su nombre a todo el lugar: Schönbrunn. Pero la moda del palacio para la familia imperial comenzó realmente con Leonor de Gonzaga, mujer de Fernando II (1619-1637). La princesa italiana amplió el castillo y acondicionó el jardín para convertirlo en su residencia de verano, en la que dio espléndidas fiestas. Tras la victoria de 1683, que expulsó definitivamente a los turcos de Europa, el Imperio de los Habsburgo entró en un período de paz y prosperidad.  Leopoldo I y los príncipes ligados a la corte imperial aprovecharon estos años para construirse magníficos palacios en Viena. Como Schönbrunn había sido destruido durante el asedio de 1683, Leopoldo I decidió sustituirlo por un palacio digno del recuperado poder de los Habsburgo. Hizo llamar a Fischer von Erlach, arquitecto austriaco que, aunque formado en Italia, tomó como modelo Versalles, gigantesco palacio en construcción desde 1661, donde Luis XIV vivía como monarca absoluto. El proyecto que Fischer von Erlach presentó a Leopoldo I en 1690 superaba a Versalles por su desmesura, pero el emperador lo rechazó ya que no era tradición de los Habsburgo ofrecer tal imagen de pompa y lujo, tratándose de una estirpe de maneras más bien austeras. El segundo proyecto, mucho más modesto y comedido, sí que fue aceptado con 1441 habitaciones.





Dentro del palacio vimos las habitaciones de la princesa, del emperador, incluso como se ponían las mesas en aquel entonces, con los cubiertos boca abajo, por ejemplo, pero no se podian hacer fotografias.
La verja de entrada del castillo de Schönbrunn está enmarcada por dos obeliscos coronados por las águilas napoleónicas. El emperador de los franceses las hizo colocar durante sus dos estancias en Viena, tras entrar en la capital del imperio austro-húngaro después de ganar las batallas de Austerlitz, en 1805 y Wagram, en 1809. Napoleón se hospedó en la misma habitación que la emperatriz Maria Teresa utilizó tiempo atrás. Adornado con dos grandes fuentes (puestas anteriormente por la emperatriz Maria Teresa) que representan los grandes ríos y los reinos pertenecientes al Imperio, el patio de armas de Schönbrunn ha sido escenario de grandes acontecimientos: vio desfilar al Gran Ejército de Napoleón I, acogió a los soberanos ruso, británico y austríaco durante el Congreso de Viena, al ejército de Hitler, así como a los presidentes Kennedy y Jruschev en 1961, que se reunieron en la sala llamada la galería de los Espejos en un momento crítico de la Guerra Fría.

Y ya para rematar el día, por la noche fuimos al concierto de Mozart donde, mediante un giro cómico, hacían llegar al público las tradicionales canciones del compositor, terminando con la que famosísima marcha que cierra todos las fiestas y espectáculos de Viena.




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