Aparte de la quinta y el
famoso Palacio de Pena, en Sintra puedes ver otras cosas como su Palacio
Nacional. La verdad que aquí tuvimos mala suerte, porque preguntamos
expresamente si había muchas escaleras, y nos dijeron que no. Cual fue nuestra
sorpresa al ver qué empezaba con unas escaleras tremendas en espiral¡¡¡ Encima
para sentarse hay muy pocas sillas, pero encima hay que pedir permiso a las que
vigilan para usarlas, y lo peor es que el resto del palacio es igual, así que
queríamos matar a la chica que nos dijo que no había ni una escalera en todo el
palacio…
Por fuera, me pareció feo,
pero por dentro, a pesar de las escaleras, tiene estancias y partes muy
interesantes como techos bellamente decorados con aves de caza, o paredes de
azulejos preciosos, comedores, habitaciones, la gruta de los baños, o la sala
de los balsones que es realmente increíble con un techo repujado en oro y
labrado al detalle y todas las paredes llenas de azulejos contando a la
historia del palacio. Lo que más llama la atención son sus chimeneas, aunque no
las fotografíe desde el ángulo donde estaba, que son las salidas de las enormes
cocinas que luego vimos.
Como le pasa a la quinta,
tiene una mezcla de estilos tremenda, pasando del gótico al manuelino, el
romántico, medieval, … Además, junto con la quinta, el palacio de pena y el
palacio de queluz entre otros, forman parte del Paisaje cultural de Sintra,
Patrimonio de la Humanidad desde 1995 por la Unesco. El Palacio fue Monumento
nacional en 1910.
Fue construido durante la
ocupación musulmana, ya que los dirigentes tenían un palacio defensivo en las
montañas, el Castelo os Mouros, y otro, residencial en la ciudad, el palacio de
la Vila. Posteriormente, en el siglo XV fue renovado para adaptarlo a la
estética manuelina y continuaron sus ampliaciones y remodelaciones durante
varias épocas, incluyendo a la del rey Manuel I, que ya vimos que hizo mucho
por el país cuando describimos la visita a Évora. Fue utilizado como residencia
de verano junto con el palacio de Pena de la familia real hasta la instauración
de la República.
Pasas por múltiples salas, destacando el comedor,
bellamente ornamentado y dispuesto para comer hasta llegar a la sala de los
escudos, que tiene los escudos de armas de 72 familias portuguesas ya que en
esa época eran los reyes quienes nombraban directamente a los miembros de la
nobleza y había un reducido número de familias que podían pertenecer a ella y
de los ocho hijos de D Manuel I. Eso sí, los jardines que yo ya me imaginaba
impresionantes, era un “cuchitril” enano, con dos rastrojos y de obras
Mira mas en mi link Diario viaje a Portugal
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