viernes, 2 de noviembre de 2018

Visitando el Palacio de Queluz


En nuestro viaje a Portugal visitamos el Palacio de Queluz. Mira mas en mi link Diario viaje a Portugal. Menos mal que fuimos a las 5, y que lo teníamos enfrente, porque veíamos cosas raras, como que las taquillas estaban cerradas, o que iban cerrando ventanas según salíamos de la habitación, pero no entendíamos nada hasta que salimos a los jardines donde dimos una pequeña vuelta y pensamos en tomar algo ya que aún no eran las 6 que era cuando cerraban, pero estaba ya cerrada la cafetería. Menos mal que lo suplimos con un pequeño bar al lado del hotel donde tomamos algo y luego aprovechamos y ya cenamos unas tostas impresionantes de jamón y queso con un aceite con orégano muy bueno.  Moraleja: mejor ir con tiempo y unas dos horas antes de cierre a los edificios para que no “echen” amablemente.

El Palacio por fin era lo que consideramos un palacio normal, con grandes y fastuosas estancias, techos y paredes muy decoradas, grandes muebles barrocos, ventanales gigantes a jardines, y, por fin, prácticamente ninguna escalera¡¡ Solamente en el jardín que ya puedes recorrerlo a tu antojo.

El Palacio es de los menos visitados de Sintra, aunque merece muchísimo la pena, mucho más bonito que el Palacio Nacional de Sintra por ejemplo. Era la residencia de la Casa de Braganza. Lo construyo Pedro III en el siglo XVIII. Tras el gran terremoto de 1755, adquirió bastante importancia pasando a ser el lugar de permanencia de la familia real de 1794 a 1807, con motivo del traslado de la corte a Brasil ante la inminente llegada de las tropas francesas a través de suelo español, quitándose su uso normal de residencia de verano. Este aspecto ha sido conservado hasta la actualidad ya que en una de las zonas, el Pabellón de Doña Maria, construido para la reina Maria I de Portugal, se alojan los jefes de Estado extranjeros que visitan Portugal.

Es bastante fastuoso, comparándose en muchos foros con el Versalles francés, también debido a que luego los jardines están muy cuidados, llenos de laberintos creados con setos, grandes canales de azulejos típicos del país, etc.

Finalmente fue donado por el rey Manuel II al Patrimonio portugués. Sufrió un tremendo incendio y a mediados de siglo se empezó a restaurar, e incluso hoy en día pudimos ver que continúan los trabajos, sobre todo en el jardín donde había unos paneles donde habían aprovechado para contar la historia del palacio y para contar las restauraciones que continúan haciéndose. 

En el interior me pareció pequeña pero acogedora la capilla que está al lado de la entrada donde otra vez se veía el factor de la restauración, ya que el órgano estaba despedazado en el suelo en pleno proceso. Vamos, que podíamos habernos llevado un trozo sin que se enteraran…

Aparte de ello, casi todas las estancias tienen algo destacable, como decoración en paredes, muchas puertas llenas de espejos y repujadas (principalmente en tonos blancos y dorados), suelos de parque con diferentes formas geométricas, grandes muebles de época como los que nos gustan… Aparte de eso, algunas salas en particular merecen especial mención como el salón del Trono que te lo encuentras al inicio de la visita con espejos en todas las paredes y arañas de cristal como la galería de los espejos de Versalles con techos en blanco y dorado repujados dándole mayor fastuosidad y pinturas de fruteros encima de todas las puertas sin dejar ningún hueco sin algún adorno, la Sala de los azulejos donde los mismos cuentan escenas de las colonias portuguesas y que tenía hasta un carruaje en medio de lo grande que era, la sala de los embajadores muy luminosa en tonos verde esmeralda con también bastante espejos y relieves y grandes pinturas en el techo, la Cámara del Rey que tiene pintadas escenas del Quijote en una habitación redonda con techo abovedado preciosa. Aparte de estos, estaba la sala de música (una de las más antiguas del palacio), la sala de los fumadores, los aposentos de las reinas, princesas y consortes, la sala de acceso al jardín, el comed


or o la sala del tocador por ejemplo.

Con respecto a los jardines destacaría los laberintos como ya comenté y sobre todo el canal de azulejos que hay muy cerquita de la salida del palacio, a la que se baja por la escalera Robillion, que fue construida entre 1758 y 1760 por el arquitecto Robillion, de ahí su nombre, que fue el mismo de las habitaciones del rey Pedro III y la reina Maria I. En esa escalera instauro la fuente de las conchas. Como curiosidad a esta escalera se le añadieron jaulas en 1822 para mantener leones, jaguares, tigres o lobos para demostrar el interés de la familia real en la naturaleza y la zoología. 


Los canales que hay justo enfrente son preciosos, con un frontón de azulejos impresionante al que se accede por una escalinata doble, y azulejos que relatan historias de barcos, naufragios, conquistas, y multitud de acontecimientos más de los portugueses. Dicen que se llenaba de agua cuando algún miembro de la realeza quería dar un paseo en bote.

En los jardines aparte podías ver una cascada, varias fuentes, o perderte un rato en el jardín nuevo , oler flores, ir al invernadero, ver un campo del juego de Pela, que era el pasatiempo favorito del hermano de Pedro III, Jose I, que hizo construir un campo en los jardines para jugar. Era un deporte que venia del siglo XIII y consistía en golpear una pelota de piel o algodón con la palma de la mano, de ahí su nombre francés de Jeu de Paume (parecido a la pelota vasca). Posteriormente en el siglo XV comenzó a cambiar y se empezó a usar una raqueta o guante cesta, pasándose a llamar el tenis de la realeza.


No hay comentarios:

Publicar un comentario