Visitar
Japón es, sin lugar a dudas, ver templos. Verás muchísimos y además debes
seleccionarlos muy bien ya que no hay tiempo para verlos todos. Mira mi Diario viaje japon
Uno
de mis preferidos es el templo Fushimi Inari. No está en la propia ciudad de
Kyoto ya que hay que coger el tren, pero es muy fácil llegar allí. Lo más
sencillo es ir a la estación de trenes de Kyoto y pedir un billete de ida y
vuelta para Inari, que esta como a unos 10 minutos. Tener cuidado ya que deben
ser los trenes lentos, porque nosotras a la ida cogimos uno rápido y se pasó la
estación sin parar, así que tuvimos que bajarnos en la siguiente, esperar al
tren de vuelta y volver una estación para atrás. Una vez bajas, el templo esta súper
cerquita, como a 2 minutos o 3 andando.
Nosotras
fuimos ya a última hora, ya que el resto del día lo habíamos tenido ocupado con
excursiones, y la verdad que fue una experiencia única, ya que no había
absolutamente nadie ni en la estación, ni por la calle, ni en el recorrido, así
que todas las fotos las pudimos hacer totalmente solas. En dos ocasiones nos
cruzamos con dos personas, pero tres minutos después habían desaparecido…La
soledad, unido a la paz del lugar, la oscuridad, los ruidos de los numerosos
animales que había cerca, hizo que finalmente no llegáramos a la cima ya que
los 4km se nos estaban haciendo largos y nos empezó a dar miedo, pero cabe
decir que Japón es un país ultra seguro.
Este
templo es mundialmente conocido por tener miles de estos arcos que delimitan el
camino por la colina (aunque a veces se bifurcaba y no sabías por dónde había
que ir) y es de los más famosos del
mundo, entre otras cosas, porque apareció en la película Memorias de una Geisha
en el 2005. El sitio, simplemente, te ponía los pelos de punta, por la magnificencia
de ver miles y miles de toris uno detrás de otro, y el silencio sepulcral que
había por no tener cerca ninguna población grande, y sólo oírse los animales
del bosque.
En la base de la colina se encuentra el santuario
Go Honden y la puerta de Sakuramon. Tras recorrer los caminos de senderismo
franqueados por toriis, se pueden ir observando varios santuarios o pequeños
puestos de oración para ir preparándose durante la ascensión. Por el camino, se
ven asimismo numerosas estatuas de zorros (kitsune) que son los mensajeros de
Inari, llevando a menudo una llave para el granero donde se conserva el arroz
en sus bocas.
Estos
toris son arcos de madera, normalmente rojos o naranjas, que indican la entrada
a los santuarios sintoístas, marcando la frontera entre lo sagrado y lo
profano.
En
general, los templos del dios Inari poseen el tori de acceso y muchos otros,
erigidos uno detrás del otro, formando pasadizos, siendo el más famoso este
templo. En él, cada tori que se ve es una donación de una persona que ha tenido
existo en los negocios. Una parte es lisa mientras que la otra lleva escrito la
fecha en que lo donaron y el nombre de la familia. Se considera que Inari
protege las cosechas, así que se asocia este dios a la riqueza.
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