Una de las razones para elegir Bali para la luna de miel fue el
podernos casar por otro rito de una forma original, aunque luego la verdad que
descubrimos un país increíble cómo se puede ver en el Diario de Viaje viaje bali.
La boda balinesa fue
realmente, una de las experiencias
mejores de todo el viaje. Aunque pensábamos
que iba a ser un paripé, en verdad fue una boda igual a las que hacen los
balineses que tienen dinero, la boda del rey y la reina de Bali, y desde un
principio, sentimos que era de verdad y nos lo tomamos en serio. Los propios
balineses hacen igual que nosotros, alquilan los trajes, lo que les vale unos
350 euros por persona, con lo que el precio que nos costó la boda estaba más
que amortizado.
Empezamos preparándonos para lo cual tardaron en arreglarme una hora.
Primero me maquillaron, pintándome los
ojos muy negros, los labios rojos,
mucho colorete y poniéndome el arreglo de la cabeza, el cual está hecho con
pan de oro y se pone uno a uno dándole la forma
triangular que se ve en las fotografías. Por lo menos llevaría 30 o 40 de
ellos que van pinchándolos en un mono postizo que te ponen. Pesaba muchísimo y
me dolió el cuello al acabar la boda pero quedaba espectacular.
También me pintaron el pelo
que se veía poniéndomelo negro, aunque casi no se veía con el tocado. Para
rematar el tocado te ponen una diadema y ahí le pinchan cinco flores doradas
para rematarlo. En la parte de atrás
ponen una corona de flores y hojas verdes y amarillas típicas de Bali. El resto de complementos quedaban muy
vistosos, aunque en verdad eran falsos, jeje, por ejemplo los brazaletes de los
brazos no se ven, pero nos los pegaron con celo ;)
Con respecto a la ropa, te
ponen dos pareos, un corsé, una tela larguísima estrecha que te enrollan
alrededor del pecho hasta la cintura y otra tela con la que te tapan el pecho y
que ponen por encima del hombro.
Al hombre le pusieron también dos
pareos, una faja y un cinturón bajo el pecho. Incluso le pusieron la espada
tradicional del país. Él llevaba el gorro típico balines que se lo ponen
con el batik para acordarse que no deben mirar lascivamente y que deben
centrarse en lo terrenal. Por supuesto, nos pusieron el punto rojo ya que la ceremonia era hindú.
Una vez realizadas las fotos de rigor, en el templo de la familia el
sacerdote nos bendijo y pidió permiso a
los dioses para realizar la ceremonia en el templo del pueblo, Belayu, ya que nosotros no éramos hinduistas y además éramos extranjeros.
Para rezar, hay que ponerse en la posición adecuada. Los chicos sentados y las
chicas de rodillas, poniendo ambos las
manos por encima de la cabeza. Las niñas que nos ayudaban no paraban de
corregirnos la postura. Nos bendijo tres veces y nos dio con flores y con una
hoja de palmera con arroz, bendiciéndonos con agua tres veces.
Tras la ceremonia salimos en
procesión al templo del pueblo. Primero iban las niñas con las ofrendas sobre la cabeza, luego íbamos nosotros, que nos llevaron hasta el templo en unos tronos
levantados por cuatro portadores, y detrás iba una banda de música. El
trayecto, aunque pequeñito, fue totalmente impactante, ya que salió todo el
pueblo a vernos y hacernos fotos, incluso la policía cortó el tráfico de la
calle para que pasáramos. La única pena es que las fotos quedaron un poco
borrosas por la humedad, y porque el fotógrafo era nuestro guía, jeje.
Según entramos en el
templo hicimos todas las tradiciones típicas de la boda balinesa. Primero nos dieron agua de
coco, e hicieron una pelea de gallos, que es una combinación de sacrificio,
deporte y apuesta. Suelen pelear hasta la muerte de alguno de los gallos.
En nuestro caso gano el blanco. Luego pisamos
unas ofrendas antes de entrar en el templo, donde había incluso un huevo
que había que aplastar, y ahí nos dispusimos a entrar para celebrar la
ceremonia. Antes nos hicimos unas fotos delante de la puerta del templo que era
original del siglo XVII y aguanta más de 50 toneladas de techo sin acero ni
hierro. Por el camino las niñas nos echaban flores, incienso y esencias.
El sacerdote que ofició la ceremonia era el del templo de Belayu. Él no tiene sueldo, sino que vive de lo que le va
dando la gente. Por ejemplo en nuestra boda le pagaron por ir a la casa a
oficiar la primera parte de la ceremonia, y luego por la ceremonia en el
templo, aparte que se queda con el dinero de las ofrendas.
En la ceremonia, el
sacerdote empezó bendiciendo varias cosas como arroz, cuerdas, sal, hojas de
palmera, que bendecía y luego nos pasaba por el cuerpo. Luego nos salpicó con
agua encima varias veces y tras eso nos dio con una hoja de palmera que metió
en agua y nos dio un cordel rojo que luego tiramos encima de la palmera la cual
rompimos. Tras eso sacudimos las manos y terminó la ceremonia.
A continuación nos llevaron a otro punto del templo donde repetimos todo
otra vez de rodillas, bendiciéndonos con agua y de la que tuvimos que beber
tres veces. Después la monja del templo repitió lo mismo, bendiciéndonos y
dándonos de beber. También nos dio arroz para comer, nos lo puso en la frente,
el cuello y el brazo, terminando la ceremonia poniéndonos la pulsera de tres
colores (rojo, negro y blanco) que representan los tres dioses hinduistas.
Y para terminar nos dieron la cena. Con cada plato, daban una vuelta
entera a la mesa antes de servir. Pudimos coger de 7 u 8 diferentes¡¡ Allí la
tradición es diferente. Igual que en España cortamos la tarta nupcial, en Bali
coges el plato de arroz y el marido debe servir a la mujer y de ese plato comer
ambos. Luego la mujer sirve y ambos comen del mismo otra vez. Este
procedimiento lo repetimos con la tarta, la que partimos juntos y comimos a la
vez. Cuando nos servimos la tarta nos preguntaron si nos la queríamos llevar al
hotel o si queríamos compartirla. Obviamente, la compartimos con las niñas que
nos hacían de damitas de honor, los músicos y todo aquel que quería comerla, y
estaban súper contentos. Además que nos dijeron que eso significaba que
sabíamos compartir y que íbamos a tener un matrimonio muy feliz :)
Por último, nos dieron un elefante
blanco que es el símbolo del palacio porque representa que son fuertes a la vez
que no son agresivos.
Consejo
final: Si quieres una boda original, la Balinesa es una buena
opción. No creas que es casarse de blanco en la playa, sino que es la ceremonia
de verdad que hacen ellos hinduista y la verdad que es súper especial, porque
aunque no seas de esa religión, crees totalmente en lo que están y estás
haciendo. Ellos no lo ven como un paripé para turistas sino como una unión de
dos personas en su país con lo que se sienten muy orgullosos y lo hacen lo
mejor posible. Debes contratarla en el pueblo como el de Belayu, que es el más
típico para oficiarlas.
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