Uno de los viajes que más
he disfrutado, tanto antes de ir cómo luego visitando el país, es Japón.
Fue una de las mejores experiencias de mi vida.
Es un país súper
tranquilo, seguro, que puedes recorrer fácilmente por libre, o si quieres
ahorrarte desplazamientos y aprovechar al máximo el tiempo, entonces por viaje organizado,
sobre todo si quieres ver algo más aparte de Kyoto y Tokio, como la parte
interior.
Una de las cosas que más
nos sorprendió es lo extremadamente rigurosos que son con las tradiciones. Esto
lo vimos sobre todo cuando llegamos a nuestro Ryokan. Lo normal es ir a estos
hoteles para relajarte, descansar, que te den masajes, tomar baños termales, y
por ello, lo más típico es ponerse un cómodo yukata, que es un kimono de
algodón, y con eso andar por el hotel y por el pueblo.
El yukata simboliza la relajación
y el descanso, y tendrás muchísimos en tu habitación. Nosotras éramos tres y teníamos
10 en la habitación, de diferentes colores, tallas, así que nos íbamos cambiando
y haciendo fotos con todos ellos.
Al ponerse un yukata es importantísimo ponérselo con el sentido correcto (el lado
izquierdo se cierra sobre el derecho), ya que en sentido contrario en el
budismo significa muerte.
Cuando bajamos a la recepción, empezamos a oír gritos y voces
altas, por supuesto en japonés, ya que pocas personas saben inglés, y menos en
una aldea alejada especializada en onsen, que eran frecuentados sobre todo por
los propios japoneses. Menos mal que nuestro guía bajo rapidísimo y nos explicó
que lo llevábamos mal, así que nos fuimos al baño y le dimos la vuelta J
mal puesto:
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