Una de las cosas por las que elegí el itinerario en Bali (Viaje a Bali) fue justamente el ver qué se hacía rafting por un rio. Yo nunca lo había hecho
y me aprecia una actividad muy interesante, así que enseguida me llamo la
atención el recorrido. Asimismo, al estar incluido en el itinerario y no poner
ninguna advertencia de qué sólo lo podría hacer personas con determinadas características,
me tranquilice, ya que pensé que debía ser sencillo, y efectivamente, había
muchísimos niños haciéndolo, lo llevaban estupendamente y no había ningún
riesgo ni peligro, sino todo lo contrario, era una oportunidad de disfrutar, de
bajar por el rio y tener adrenalina cuando llegabas a rápidos o estrecheces por
las que no cabías, y disfrutar de los hermosísimos paisajes.
Desde luego, si vas a Bali, creo que es un imprescindible,
al igual que visitar alguno de los templos del interior de la isla.
En el rafting
nos pusieron compartiendo balsa con unos italianos así que perfecta lo
organización ya que los comentarios del guía los entendíamos sin problema. Era
de grado 2, y casi con lo que hacía
el guía, no hacía falta hacer nada más que disfrutar del paisaje que era
espectacular, ya que ibas circulando por grandes acantilados llenos de
vegetación, se veían puentes colgantes, arrozales, y el rio.
El guía nos avisaba cuando venían rápidos grandes diciendo
“bum bum” para que todos nos sentáramos en la barca y así no nos cayéramos. Los
mejores rápidos se llaman dribbles. Para avanzar nos decía “avanti” y “stop”
para parar y disfrutar del paisaje. Era un juego de forma que en las zonas
tranquilas, incluso los guías y los otros participantes te mojaban desde las
barcas cercanas.
La experiencia desde luego es altamente recomendable ya
que pasabas más de dos horas moviéndote por el rio, incluso se hacían paradas
para bajar y hacerte fotos con cascaditas o con piedras talladas balinesas. Lo
único malo de la experiencia era la bajada por las escaleras, que te tirabas más
de media hora bajando sin exagerar, pensando que a dónde estás bajando y que no
puede ser verdad que no hubieras llegado aún al rio y menos mal que el guía
llevaba el equipo ;) La subida era prácticamente igual, pero bueno, te la vs
tomando con calma, sabiendo que no tienes prisa, vas haciendo paradas, viendo
el paisaje, descansando un poco, hablando de lo que acabas de hacer y ver, y se
hace ameno. Cuando llegas arriba te llevan en pequeños autobuses al centro de
mando, dónde hay duchas para que te puedas bañar si quieres y cambiarte de ropa
(te dicen que te lleves una muda) y dónde se incluye un pequeña comida.
La única pena es que las fotos salen con gotas de agua a
pesar de la cámara acuática, pero aun así, se aprecia la belleza del paisaje.
Si quieres, puedes unirlo con subir a un elefante. El paseo en si era por un
circuito montado en el hotel, que era interesante aunque daba bastante miedito,
ya que vas a una altura considerable e ibas montado a cada lado de la cabeza,
lo cual te daba la sensación de que se caía hacia tu lado. El guía que lleva al
animal te hará muchísimas fotos y también se ira parando e intercambiando la
cámara con otros guías para hacerte fotos sin parar.
Lo mejor era el final, ya que el elefante, que la nuestra
se llamaba Daisy, se daba un baño.
Delante nuestro iba la pareja de italianos y vimos que se mojó la elefante
hasta la mitad de la pierna, así que nos tranquilizamos, pero cual fue nuestra
sorpresa cuando la nuestra se metió hasta los ojos¡¡¡ Pensábamos que terminábamos
los dos y la elefanta en el charco todos mojados :) Igual que con el paseo,
tanto la gente de allí como nuestro guía nos hizo un montón de fotos del baño,
incluso también te hacen fotos profesionales por si quieres comprarlas de
regalo.
Consejo final: Si eres un pelín aventurero, desde luego tienes que hacer
el rafting en Bali. No esperes una gran dosis de adrenalina ya que es un grado
2, pero pasaras un rato súper divertido que recordaras toda la vida entre el
rio, el paisaje y la organización de la actividad.
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