viernes, 1 de enero de 2016

Historia de una geisha: Cómo viven y qué tradiciones tienen.

Desde luego este es un tema que a mí me interesaba mucho al visitar Japon, conocer las geishas, ver a una en carne y hueso, etc. Desde que vi “Memorias de una Geisha” me pareció un mundo fascinante. Tanto, que incluso nos disfrazamos de Maikos y fue una experiencia única y divertidísima con la que aprendimos muchísimo sobre ellas. 
Así que cuando fuimos a Japón nos fuimos al barrio de Gion a buscarlas al ser el único lugar del mundo donde podríamos verlas. Mira mi Diario de Viaje de Japón  para conocer más detalles del país.

Para verlas, nos fuimos al barrio de Gion donde fuimos viendo el encanto del barrio y, sobre todo, las casas de té (ochayas) que se sabe si está funcionando si el farolillo de fuera rojo está encendido. A veces los farolillos también indican que son restaurantes llamados aka-chochin, que carecen de carta y son para los lugareños. Las casas de geishas se llaman okiya, y están sobre todo en las zonas llamadas hanamachi "calle de flores". En estas okiyas, la dueña se lleva todo el dinero que ganan las maikos y un porcentaje de lo que ganan las geishas, pero aún así las chicas permanecen allí ya que mientras tanto las dan educación, casa y comida gratis y tienen una amplia red de contactos y clientes. Asimismo, los tocados y kimonos que lucen también pertenecen a las casas. Suelen llevar el mismo kimono todo un mes, y suelen tener un significado como por ejemplo una estación, un festival, etc.

En principio, las geishas son animadoras profesionales cuyos conocimientos de las artes tradicionales, agudeza verbal y habilidad para guardar secretos, les genera respeto en la sociedad japonesa. La profesión data del siglo XVII y se ha desprestigiado en la actualidad con las geishas onsen que ofrecen artes sexuales. Las auténticas se llaman geiko (hija de las artes) y las aprendices son las maikos que son únicas de Kyoto.





Lo más curioso es que originariamente eran hombres (hokan o taikomochi), aunque poco a poco fue cambiando la proporción, pasando a ser 3 a 1, así que se dejó el nombre original a las mujeres. En los años 1920 había alrededor de 80.000 geishas en Japón, pero hoy en día hay sólo unas 1.000 y tuvimos la suerte de encontrarnos con muchísimas por la calle, pudiendo cumplir uno de nuestros sueños de verlas.
Tradicionalmente, las geishas comenzaban su entrenamiento a una corta edad. Algunas jóvenes eran vendidas a las casas de geishas en su niñez, y comenzaban a aprender las artes tradicionales casi inmediatamente. Durante su niñez, las geishas a veces trabajaban como criadas o asistentes de las más experimentadas, y luego como aprendices de geisha (maiko).
Hoy en día, las jóvenes con aspiraciones a geisha comienzan su entrenamiento después de completar los primeros años de secundaria o incluso en sus estudios superiores, empezando su carrera en la adultez. Las geishas aún estudian instrumentos tradicionales como el shamisen, el shakuhachi (flauta de bambú), el taiko (tambor) y practican bailes tradicionales, el sadó (la ceremonia del té), ikebana,...
Las geishas son contratadas para asistir a fiestas y encuentros, tradicionalmente en casas de té (chaya) o tradicionales restaurantes japoneses riotei. Su tiempo es medido según lo que se demora en consumirse un palo de incienso (llamado senkodai  o palo de incienso tarifario) o gyokudai (joya tarifaria). Otro término para trazar la tarifa es ohana (flores tarifarias). El cliente hace el convenio a través del sindicato de geishas (kenban), que mantiene el horario de cada geisha y hace sus citas de entretenimiento o entrenamiento. Normalmente vale 450 euros por 50 minutos, contando desde que salen de su casa hasta que regresan.
Normalmente, la geisha debe intentar mantenerse soltera (o retirarse después del matrimonio), aunque no es poco común que tengan hijos. Mientras que los compromisos generalmente incluyen coquetear e incluso bromas sugerentes, nunca incluyen actividad sexual, y una geisha no es pagada por sexo. Fue tradicional para las geishas tener un danna, o cliente habitual, que era generalmente un hombre adinerado, algunas veces casado, que tenía recursos para financiar los costos del entrenamiento tradicional de la geisha y otros gastos considerables.

Consejo final: Si quieres conocer más sobre ellas, mírate primero la película ya que refleja como era su mundo hace unos años y date una vuelta por el barrio de Gion al atardecer

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