En
nuestro ultimo viaje al Sur de Inglaterra (viaje sur inglaterra) decidimos visitar la región de
Cornualles, uan zona de gran atractivo y preciosos paisajes. En ella, uno de
los pueblos a visitar es Padstow.
Tiene varios parkings, uno justo al lado del
puerto ideal para parar allí y dar una vueltecita por esa parte del pueblo, que
es la más carismática. Desde allí, ves los barcos amarrados, los bares de la
zona, habiendo muchas heladerías y panaderías donde vendían las famosas
empanadillas. A mi me pareció un poco masificado el pueblo, y me hubiera
gustado verlo con menos gente, ya que me pareció bonito. Mucha casa de pescador, de colores claritos, blanco, azul, incluso una
rosa, el puerto con los barcos, la verdad que una buena parada.
El pueblo se llamaba originariamente Petroc
Stow o Petroc Place, en honor al misionero San Petroc. Sus reliquias se
llevaron a un monasterio cercano y tras el ataque de los vikingos en el siglo
X, las trasladaron hacia el interior, a Bodmin. En la Edad Media paso a
llamarse Aldestowe, aldea vieja, en contraste con Bodmin, nuevo lugar. El
pueblo adquirió importancia en el siglo XIX ya que los buques que trasportaban
madera de Canadá llagaban aquí y ofrecían viajes baratos a la gente que quería
emigrar.
Como siempre me gusta destacar curiosidades,
y en este pueblo hay unas cuantas. La primera es su festival Obby’ Oss, cuyos orígenes parecen ser antiguos ritos de
fertilidad de origen celta. Se celebra la víspera de mayo reuniéndose todos
para cantar la canción de la noche. Por la mañana, la ciudad está llena de
flores alrededor de la Cruz de Mayo. Entonces, aparecen dos bailarines, los
Obby, donde uno es el “Old” y el otro el “Blue Ribbon”, cuyos nombres son de
tipos de caballos. Empiezan algunos bailarines Obby Oss a bailar, y mientras
tanto los llamados “Tearsers” que van con máscaras vistosas y capa negra, van
captando jóvenes doncellas por la ciudad. El resto de días se suceden dos
cabalgatas con su Obby y sus Teasers. Por la noche, vuelven los Osses a la cruz
de mayo antes de volver a sus establos, donde la gente canta su muerte y su
resurrección para el siguiente mes de mayo. Además el Día de Año Nuevo se pintan la cara de negro y van entonando
canciones juglares. Esta tradición era típica de todo Cornualles en el
solsticio de invierno.
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