Cuando
comencé a preparar nuestro viaje por carretera a Bélgica y Holanda (viaje belgica y holanda), quise
hacer algo original, así que buscamos para dormir en un molino y había justo
uno que no nos pillaba muy lejos, aunque pronto desapareció y decía que no
estaba disponible.
Como
nos quedamos sin opción de dormir allí, al menos queríamos estar dentro de uno,
así que investigamos y vimos que en Zaanse
Schans era factible subir a uno, aunque en varios foros indicaban que no
siempre estaban abiertos al público.
Se puede subir a uno llamado “The
Cat”, aunque debéis mirar en internet
bien los horarios ya que no está todo el día abierto y cierra prontito,
nosotros llegamos ya casi cuando iban a cerrarlo por fuera.
Dentro, puedes ver las diferentes plantas que tiene el
molino, de forma que empiezas por la planta baja, llena de maquinaría, bolsas
de material, etc.
Luego subes por unas escaleras
estrechas y muy empinadas, no aptas si tienes problemas de movilidad,
prácticamente verticales, donde subes al nivel superior, desde donde ves la
maquinaria interior, los colores que genera el molino, etc.
Si sigues subiendo un poco más, llegas al exterior del molino, desde donde ves las aspas, que fue
lo que más me llamaba la atención y puedes recorrer la mitad de la terraza,
teniendo en cuenta que las maderas no están juntas, así que da un poco de
sensación de vértigo.
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