Nuestra primera parada en Portugal fue en la región de Alentejo,
en Évora, un pequeño municipio que había leído que era bastante bonito y ,
sobre todo, que tenía una capilla de huesos digna de ver, siendo la segunda
ciudad después de Lisboa en el país con mayor número de monumentos nacionales.
La verdad que la parada estuvo bien, pero tampoco lo consideramos el PUEBLO con
mayúsculas, aun así, para mí una buena parada para estirar las piernas una o
dos horas y no hacer tan largo el trayecto a Lisboa.

Aparcamos justo al lado del acueducto, donde el parking es
gratuito, ya que dentro de la ciudad no se permite la circulación pro muchos
puntos y está bastante difícil aparcar. De paso, ves el acueducto que tiene casi
25m de altura en la zona exterior de la ciudad. Conectaba el manantial Graca do
Divor, a 10km con la plaza principal de Évora, Giraldo. La parte que se ve en la
ciudad son unos grandes arcos, integrados en la arquitectura, de forma que
hasta pasas por debajo de uno para bordear la ciudad, aspecto que puedes
aprovechar para apreciar las hermosas murallas de la ciudad, que están algo
alejadas del centro, pero que son dignas de mención. El nombre del acueducto, “agua
de plata” es principalmente por lo caro que costo construirlo. Durante la Guerra de la Restauración entre
España y Portugal en el siglo XVII, el Acueducto se convirtió en el objetivo
preferido de destrucción de los ejércitos asaltantes de ambos bandos. Tras su restauración,
quitaron el acceso que tenia a la plaza.

Évora tiene muchos sitios interesantes, aunque hay que andar
un poco con cuestas para ir a todos, así que nos limitamos a las callejuelas
con casitas encaladas y rayas de colores amarillos de la entrada, salpicada con
alguna fachada llena de azulejos, para terminar en la calle principal de
tiendas que desembocaba en la plaza principal. Mi idea inicial era llegar y
comer en la Pousada, que es un antiguo convento renovado está entre la catedral
gótica de Évora y el templo de Diana, donde las habitaciones son las antiguas
celdas de los monjes Lóios, pero hubiéramos llegado un poco tarde para las
horas en que se come en Portugal, así que nos quedamos sin conocerla.
Nos encaminamos a la Plaza
de Giraldo, que está considerado el centro de Évora, con soportales que
albergan tiendas y restaurantes, así como una fuente en su parte central. En
ella visitamos la iglesia de Santo Antao que fue construida en el s. XVI (1157
a 1563) por Miguel de Arruda, Manuel Pires y Afonso Álvares. Es un edificio
de interés turístico, aunque dentro no se pueden hacer fotografías menos que
pagues, aspecto que ya me hace a no hacer, aunque fueran solo 50 céntimos,
porque considero que debe ser gratuito. En el interior de este templo, de
carácter renacentista, destaca el panel de las Almas, una pintura de Jerónimo
Corte Real del s. XVI. Cerraba 5 minutos después de llegar, así que
dimos una vuelta rápida y nos dirigimos hacia la capilla porque tenia apuntado
que cerraba también pronto (17.15h en invierno y 17.45h en verano), aunque en
verdad tenía un horario mas extenso del que indicaban en los blogs, ya que cerraba
a las 7 de la tarde.

La capilla de los huesos esta ubicada al lado de la Iglesia
de San Francisco, y con el acceso a la capilla, pagas también por poder ver el
museo adyacente, lleno de pinturas y esculturas religiosas de alto valor histórico,
y con una exposición de belenes del mundo realmente increíbles en la ultima planta,
desde donde también puedes acceder a una terraza donde hice algunas fotos
impresionantes de la ciudad. No recomiendo la entrada a la capilla con niños, ya que pueden impresionarse con tantas calaveras y huesos por todas partes, pero bueno, eso ya es opinion personal de los padres. La iglesia que esta justo al lado en cambio, es bonita de ver y es gratuita además.

La capilla fue hecha en el S. XVI con los cadáveres de mas
de 5000 habitantes de la ciudad, poniéndolos como en otras capillas similares
como la que vi en Roma, por todos lados, formando estructuras, como calaveras
en los contrafuertes de los arcos, huesos por doquier, etc. Llama la atención la
frase que ves a la entrada que dice que “Nosotros, los huesos que aquí estamos,
por los vuestros esperamos”, reflejando el carácter de la capilla, que se hizo
pensando que la muerte es una etapa transitoria, y con ese sentido un monje
franciscano decidió construirla, de forma que sus compañeros se acordaran de
ese estado y vieran lo efímera y corta que es la vida y lo que espera en el más
allá. Había visto por fotos algún cadáver colgado, pero cuando yo fui los habían
puesto en urnas abajo. El lugar esta poco iluminado, dando un carácter más fúnebre
a la visita, y está permitido hacer fotos sin problema. En el siglo XVIII se añadió
decoración al techo con alegorías, citas de la sagrada escritura añadiendo información
de la otra vida que nos espera. Al fondo de la capilla hay una urna funerario
con los restos de los fundadores del convento y la lápida rosa del obispo
asesinado durante la invasión de Évora por los franceses en el siglo XIX.

Antes de volver, visitamos la iglesia en sí, que es de
estilo gótico manuelina. Fue construida en el siglo XV-XVI por Lourenco y Trilho,
y decorada por Henriques, Afonso y Fernandes. En ella se realizó la boda de
Pedro I de Portugal con Constanza Manuel de Villena. Se dice que este Convento fue
la primera casa de los Franciscanos en el país. Cuando Alfonso V trasladó su
corte a la ciudad, la iglesia fue elevada a la categoría de Capilla Real, por
ello se añadieron los escudos de Juan II y Manuel I de Portugal y recibió el
titulo de Convento de Oro.


Nos faltó por visitar por falta de tiempo y cansancio dos
iconos de la ciudad, que son la catedral, que es de estilo gótico con dos
torres desparejas, que se ve en la foto de abajo de fondo, pero no vi por dentro, y el Templo de
Diana, que fue incorporado al palacio de Évora y llego hasta usarse para
guardar solamente leña. Hoy en día se conservan unas pocas columnas, pero es de
los mejores conservados de toda la península, y el mejor de Portugal.
Mira mas en mi link Diario viaje a Portugal